- ¿Todo el mundo es capaz de filosofar?
- ¿Cómo dialogar con una persona de ideas fijas?
- ¿Se pueden disociar las creencias y las ideas?
- ¿Qué diferencias hay entre generaciones en el objetivo de la felicidad?
- ¿Hay diferencias entre generaciones en la búsqueda de la felicidad?
Salió elegida en la votación la pregunta 2: ¿Cómo dialogar con una persona de ideas fijas?
Algunos comentarios en cuanto a la forma:
- La duda entre el "yo" y "el mundo" o "todos". Algunas personas tienden a plantear preguntas sobre sí mismas recurriendo al "todos" o al "mundo". Quizá la persona que planteó la pregunta 1 quería saber si ella era capaz de filosofar, pero recurrió a "todo el mundo", con la esperanza de encontrar en las respuestas generales una respuesta válida para ella misma. No obstante, tiene sentido plantear una pregunta general en un taller grupal y una pregunta personal (¿Soy capaz de filosofar?) en una consulta filosófica individual.
- El diálogo transcurrió sobre cómo dialogar con personas de ideas fijas, partiendo del supuesto de que las personas de ideas fijas siempre son las demás, y ocurrió algo gracioso y paradójico: aunque en algunas cuestiones hubo discrepancias, todos salimos con las mismas ideas (fijas) con las que entramos. Así que la pregunta bien podría haber sido: ¿Cómo dialogar con nosotros?
En cuanto al contenido:
a) Una conversación cuyo objetivo es un intercambio de ideas sin pretender convencer al otro ni que cambie de ideas. En este caso el diálogo con una persona de ideas fijas sería fácil, pues cada uno expondría las suyas sin entrar en un debate o discusión.
b) Una conversación cuyo objetivo es un intercambio de ideas pero que incluye un valoración de las ideas y argumentos y, por lo tanto, la consideración de que hay ideas y argumentos mejores y peores, verdaderos y falsos, aduecuados y no adecuados. En este caso el diálogo con una persona de ideas fijas sería más difícil e incluso frustrante, pero esto nos llevó a tener que interpretar "persona de ideas fijas".
En principio, todos somos personas de ideas fijas, pues todos tenemos unas ideas que se mantienen en el tiempo. Sin embargo, aunque todos seamos personas de ideas fijas se diferenciaron dos actitudes:
a) Personas que tienen ideas fijas porque están fundamentadas, porque disponen de unos datos, pruebas o evidencias más o menos objetivas para mantener fijas sus ideas, por ejemplo, un arquitecto que tiene unas ideas fijas sobre cómo hacer un puente. Esta podría ser una persona de ideas fijas "racional".
b) Personas que tienen ideas fijas que están fundamentadas o no, pero que las mantienen fijas por una cuestión emocional (valores, ideología, sesgos). Por muchas pruebas y argumentos que les des, estas persona se mantendrán en sus ideas. Esta sería la persona de ideas fijas "emocional" y sería más impermeable a las razones y argumentos y más difícil de dialogar con ella.
En general, parece que la dificultad a la hora de cambiar las ideas fijas aparece más cuando dialogamos sobre ideas que expresan valores (sobre lo justo-injusto, lo correcto-incorrecto, lo bueno-malo) que cuando hablamos de ideas que expresan hechos, ya que estos son más objetivos (o intersubjetivos). O sea, somos más transigentes con las ideas sobre hechos y más intransigentes con las ideas sobre valores.
¿Por qué? Quizá porque basamos nuestra identidad y personalidad en nuestras ideas, algo así como: "yo soy mis ideas". Esto explicaría:
a) Algunas actitudes que surgen de creencias como: "si no aceptas mis ideas, no me aceptas a mí"; "si no respetas mis ideas, no me respetas a mí"; "si atacas mis ideas, me atacas a mí".
b) La dificultad de cambiar de ideas, pues, si baso en ellas mi identidad, cambiar de ideas me obligaría a cambiar de identidad, y la identidad es, precisamente, lo que permanece idéntico y no cambia,
Por lo demás, se propusieron algunas respuestas a la pregunta de cómo dialogar con persona de ideas fijas:
- Buscando una tercera persona que haga de árbitro, notario o mediador.
- Con paciencia y mucho aguante.
- Distinguiendo, tal y como hizo Ortega y Gasset, entre ideas y creencias: las ideas las tenemos y es más fácil cambiarlas, mientras que en las creencias estamos, y son más difíciles de cambiar, puesto que son más básicas y sostienen nuestro mundo mental.
- Tomando el diálogo como algo enriquecedor para practicar la escucha y poner en práctica técnicas de negociación.
- Teniendo en cuenta la relación entre los interlocutores, pues no es lo mismo una relación de pareja, paterno-filial, laboral, etc.
- Intentando hacerle ver sus contradicciones, incongruencias y puntos débiles.
- Entendiendo el diálogo como una actividad libre, querida y deseada y tener claro el objetivo (mero intercambio o convencer).
- Renunciando al diálogo, es decir, no dialogando sobre algunos temas especialmente con familiares o personas queridas para evitar la confrontación con quienes no atienden a razones ni escuchan.
Lo dicho: diálogo muy enriquecedor entre personas de ideas fijas. Gracias a los asistentes y al ayuntamiento de Benavente y a Mercedes Benítez por hacer posible estos diálogos.
Por lo que he leído dos sesiones con mucha miga. Enhorabuena!
ResponderEliminar