domingo, 24 de agosto de 2025

MARTES 26, FILOCAFÉ EN BENAVENTE: ¿SABEMOS QUIÉNES SOMOS Y PARA QUÉ ESTAMOS AQUÍ?

Este martes 26 a las 11:30 en la Casa de Solita (junto a la Mota) haremos el último café filosófico de verano en Benavente. El pasado martes 19 aparcamos esa mezcla de tristeza, impotencia, incomprensión e indignación debido a los incendios que vuelven a asolar otra vez Zamora y otras provincias (de la guerra de Gaza prefiero ya no ver imágenes y de las guerras de las que no hay imágenes -Sudán, por ejemplo-, prefiero no imaginármelas). 

Así pues, las 7 personas que acudieron plantearon las siguientes preguntas:

  • ¿El fin justifica los medios?
  • ¿Se debería permitir la maternidad subrogada?
  • ¿Sabemos quiénes somos y para qué estamos aquí? (Esta salió elegida, tomada del subtítulo de mi blog: ABIERTO POR REFORMAS. Un cuaderno de apuntes para no olvidar quiénes somos y para qué estamos aquí).

A la hora de votar la pregunta, volvió a aparecer en algún participante la duda paralizante que impide tomar una decisión. Empleando la metáfora del jugador de fútbol, sería ese jugador que recibe el balón (la consigna de votar por una pregunta) y duda si pasar el balón a uno u otro jugador (duda entre una pregunta y otra) paralizando el juego. Así pues, ¿por qué alguien es incapaz de salir de la duda? He aquí algunas hipótesis: miedo a equivocarse (como si hubiera una respuesta correcta), inseguridad en uno mismo (no me fío de mis decisiones), perfeccionismo (¿cuál de las tres es la pregunta perfecta?). Propusimos algunas soluciones: tomar la elección como un juego para quitar gravedad a la elección, cerrar los ojos y poner el dedo en la que caiga, echar a suertes, votar lo que voten otros...

Hubo una persona que respondió que no a la pregunta. Quizá fue debido a la presencia del plural (nosotros) y a la presencia del "sabemos". Ella argumentó que las vivencias, experiencias y conocimientos que tenía no le permitían saber quiénes somos y para qué estamos aquí. Y es curioso, porque, las otras personas que respondieron que sí, lo hicieron, precisamente, a partir de sus vivencias, experiencias y conocimientos. 

Pienso que ese "sabemos" se puede interpretar de dos maneras. En un sentido relativo, "sabemos" expresa, precisamente, lo que sabemos  a partir del conocimiento humano adquirido a través de la historia desde un punto de vista científico, filosófico... o desde las creencias religiosas o experiencias y vivencias particulares a partir de las cuales uno puede dar una respuesta a la pregunta. En un sentido absoluto, "sabemos" expresa que hay una respuesta objetiva y absoluta más allá de nuestros conocimientos, vivencias y experiencias pero no podemos acceder a ella, luego no sabemos (con certeza) quiénes somos ni para qué estamos aquí.

En cuanto a las respuestas dadas:

  • Una participante respondió que no podíamos saber quiénes somos ni para qué estamos aquí. Pero en cuanto empezó a argumentar, respondió a la pregunta tomando una perspectiva ontológica materialista: "somos materia evolucionada en el vasto universo". Lo que ocurre es que no se quedaba satisfecha con la respuesta, le parecía insuficiente, como si hubiera una respuesta mayor que no podemos conocer y tuviéramos que conformarnos con esta. De hecho llegó a decir que "ser materia evolucionada" era como no ser nada. El paraqué lo situó en el ámbito ético: "estamos aquí para obrar bien en conciencia hacia ti y hacia los demás".
  • Una participante respondió en singular y desde una perspectiva parental para definir su identidad: "soy una parte de mi padre y una parte de mi madre". En cuanto al sentido, tomó también una perspectiva ética: "estoy aquí para facilitar la vida a mis hijos y a las personas con las que me relaciono".
  • Por último, otro participante optó por un punto de vista biológico: "somos seres vivos del planeta Tierra sometidos a las leyes de la vida según las cuales nacemos, nos alimentamos, crecemos y morimos. Esas leyes nos ha situado en la cúspide de la pirámide de la vida desde la cual dominamos al resto de seres vivos". El verbo "dominar" fue problemático para una participante, pues para ella esta palabra tenía una connotación moral negativa. Intentamos distinguir entre un sentido denotativo u objetivo de las palabras (que viene en el diccionario) y un sentido connotativo o subjetivo. Es un hecho que el ser humano domina al resto de seres vivos, pues puede disponer y dispone de sus vidas. Este dominio es, además, un mandato divino, pues en el Génesis (1, 26-28), tras haber creado a Adán y Eva, Dios les dice: «Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra». Y hay que distinguir este hecho de la opinión o valoración negativa que nos merezca ese dominio (injusto, abusivo, cruel...). En cuanto a para qué estamos aquí, se adoptó por tercera vez una perspectiva ética: "estamos aquí para aumentar muestra racionalidad y empatía con el fin de disminuir el sufrimiento y el dolor".

Para finalizar, creo que sobrevoló en el diálogo una perspectiva metafísica de nuestra identidad y sentido de la vida, pero no llegó a articularse. Algo así como el ejemplo de la farola que suelo poner a mis alumnos: si unos seres (fotones conscientes e inteligentes) vivieran dentro de una farola (su inmenso universo) que ilumina una calle, la respuesta sobre quiénes son y para qué están ahí no podrían hallarla dentro de la farola, la respuesta estaría fuera (somos fotones conscientes que estamos aquí para iluminar una calle), pero nunca podrían llegar a saberla, pues para ello tendrían que salir del interior de la farola-universo.

Agradezco a los participantes su asistencia a los cafés filosóficos, especialmente a los asiduos, que hacen posible la realización en Benavente de estos diálogos de pensamiento crítico: son todo un ejemplo de coraje cívico.

Agradezco también al ayuntamiento de Benavente el interés por mantener esta actividad y, especialmente, a Mercedes Benítez, concejala de Bienestar Social y Cultura.

Y es muy probable que en navidades... más.




 






domingo, 17 de agosto de 2025

MARTES 19: FILOCAFÉ EN BENAVENTE: ¿POR QUÉ VIVIMOS EN UN MOMENTO DE TANTO EXTREMISMO?

Este martes 19 de agosto a las 11:30 haremos  el tercer café filosófico de verano en Benavente. El pasado 12 se propusieron las siguientes preguntas por parte de las 14 personas asistentes:

  • ¿El fin justifica los medios?
  • ¿Se debería aceptar la maternidad subrogada?
  • ¿El derecho a la vida es un valor absoluto?
  • ¿Por qué el ser humano es tan destructivo?
  • ¿Hay que poner límites a la tecnología?
  • ¿Por qué el estoicismo no es una escuela estudiada actualmente?
  • ¿Por qué vivimos en un momento de tanto extremismo? (Resultó elegida)

En cuanto a la forma del diálogo y las actitudes, indagamos en los siguientes aspectos:

  • A la hora de proponer preguntas, hay personas que plantean la pregunta de manera escueta; las hay que hacen una introducción y las hay también quienes necesitan explicarla. ¿Por qué algunas personas tienen la tendencia a explicar incluso a explicar aquello que no necesita explicación? Se propusieron algunas hipótesis: ¿Es una muestra de inseguridad que se resuelve con la explicación? ¿Expresa un necesidad de ser comprendido que surge de un sentimiento de ser incomprendido? ¿Quizá de una necesidad de acotar o limitar lo general?
  • Apareció también la actitud de hablar sin pedir la palabra (ansiedad e impulsividad). Es muy habitual que, ante algunas ideas tengamos la necesidad de "solucionar" cuestiones que van saliendo y queramos añadir, corregir, matizar, puntualizar... en el momento en que se producen. Nos detuvimos en este comportamiento y llegamos a la conclusión compartida de que es perjudicial para razonar. Aquí he conocido dos tipos de personas: las que han dejado de ir a los cafés porque no pueden hablar cuando quieren y cuanto quieren (lo que les produce ansiedad) y las personas que, aun sintiendo esa ansiedad, siguen yendo a los cafés, precisamente, para regular esa ansiedad, tal y como lo confesaba una participante.
  • Volvió a aparecer otra el vez el "para mí". En este caso, el argumento utilizado para no aceptar una idea fue: "porque a mí me gusta lo que me gusta". Se trata de un argumento redundante e indeferenciado que, por una parte, no expresa qué le gusta a la persona y que, por otra, puede valer para defender una cosa y su contraria. Advertimos que, cuando argumentamos, lo hacemos para los demás, no "para mí". Cuando razonamos en grupo, el argumento debe ser claro y comprensible para los demás, lo cual exige descentrarnos, salir del "para mí" y buscar la razón común.

En cuanto al contenido, se propusieron algunas ideas sobre por qué vivimos en un momento de tanto extremismo:

  • Por la manipulación de la información: los medios de comunicación manipulan la información para polarizar a la sociedad. Para evitarlo hace falta: contrastar la información, aumentar nuestro conocimiento, capacidad crítica y cultura.
  • El extremismo es el resultado de la lucha establecida entre la clase dominante (medios de producción y de comunicación) y la clase dominada (la sociedad). En el caso anterior y en este, se busca una victoria ideológica (ya que estos medios están al servicio de partidos políticos).
  • Por la falta de valores en la familia, como, por ejemplo, la ecuanimidad, o capacidad de juzgar las cosas de manera honesta, justa y equilibrada. En este sentido, el extremismo se puede mamar en casa.
  • Porque es más fácil defender posturas simples y extremas (negro o blanco) que defender posturas más complejas que exigen un razonamiento y comprender al otro. Además, caemos en el extremismo porque este se contagia y te hace caer en la tribu, en el grupo, que te da seguridad, fuerza, poder y sentimiento de pertenencia.

Por último, agradezco la crítica negativa de un par de participantes: cuando trabajo la actitud de algún participante durante un tiempo existe el peligro de que los otros participantes se desconecten del diálogo y olviden el tema o pregunta. Aunque, para otra participante, no hay desconexión porque en esas actitudes ajenas podemos vernos reflejados todos. Tendré que buscar un punto intermedio.

Otro participante pidió más agilidad en el "debate". Sin embargo, esto lo veo más difícil. Estos cafés no son debates y, por propia experiencia, la agilidad produce prisa, confusión, mucha opinión y poca reflexión.





lunes, 11 de agosto de 2025

FILOCAFÉ: ¿POR QUÉ NECESITAMOS TANTO LA VALIDACIÓN DEL ENTORNO SOCIAL?

Este martes 12 de agosto a las 11:30, segundo café filosófico de verano en Benavente. El pasado 29 de julio las preguntas propuestas por los participantes fueron las siguientes:

  • ¿Por qué hay tanta crispación social a la hora de exponer la ideología de cada uno?
  • ¿La conducta humana se rige por valores? Quien formuló esta pregunta necesitó otras dos formulaciones hasta dar con la que quería. La primera fue: ¿Existen los valores? La segunda: ¿Los valores son objetivos? Como veis, los supuestos de cada una son distintos.
  • ¿Puede el fin justificar los medios?
  • ¿Por qué necesitamos tanto la validación del entorno social? Fue la elegida.

Mencionaré algunos aspectos curiosos de este café:

1. De los muchos cafés que he hecho es el primero en el que en las dos horas no llegamos a responder directamente a la pregunta, pero sí indirectamente, pues en la propia conducta se reflejan tanto nuestros valores (2ª pregunta) como la necesidad de validación del entorno (4ª pregunta).

2. En la pregunta sobre los valores necesitamos una definición funcional de lo que son los valores e incluso un ejemplo concreto de valor (generosidad) con su definición.

3. En el café contamos con un joven de 15 años (poco habitual), quien con su actitud dio pie también para que analizáramos los valores y la necesidad de validación social. El caso es que cuando pregunté quién no había elegido una pregunta, nadie levantó la mano. Y cuando pasamos a la votación, faltaba 1 voto, que era el del joven. Tras aclarar y conceptualizar su actitud (entre las opciones de indeciso, temeroso, cómodo y gregario se eligió esta última), le pedí que eligiera una pregunta y eligió la tercera. Cuan le pregunté cuál era la tercera, respondió que no se acordaba, por lo que había elegido una pregunta sin recordar cuál era. Así que volvimos a aclarar y analizar su actitud. El joven aguantó bien el "acoso" filosófico al que lo sometí con mis preguntas y, aunque comenzó con una actitud pasiva y huidiza, terminó reconociendo el valor  de valores (2ª pregunta) como la actitud crítica y la autonomía intelectual. Lo curioso fue que él actuó al principio de forma gregaria buscando la validación del entorno cuando, en realidad, habría encontrado la validación del entorno (en este caso del café filosófico) actuando de manera crítica y autónoma. 

4. Por último, algunos adultos lo pasaron peor que el joven al que problematicé su actitud. Aunque en el cuestionamiento combiné la persistenciaa con la amabilidad, en algunos adultos afloró la necesidad de ayudar al joven a través de una actitud comprensiva y paternalista hacia él que tuvo su culmen cuando un participante adulto se levantó y pidió permiso al joven para darle un abrazo, a lo que él accedió.  Terminamos el café y de camino a casa pensaba en si aquel abrazo tenía algo de problemático y en cómo lo podía haber problematizado.

¡Ah! Aunque no estaba programado, el martes 26 de agosto también habrá café filosófico en Benavente.