El poema de Machado nos puede dar pie a reflexionar sobre el amor en la actualidad, ya que este sentimiento tiene una dimensión individual (cómo lo siente y experimenta cada uno) y una dimensión social (cómo la sociedad condiciona la forma en que entendemos y sentimos el amor).
A grandes rasgos, podríamos decir que el amor tradicional sería una síntesis entre el "amor romántico" del siglo XIX y la fidelidad amorosa del cristianismo. Seguramente, gran parte de los poemas y canciones de amor del siglo XX (y también del XXI) responden a esta categoría de amor. Resumiendo mucho, amar de manera romántica significaría establecer una relación basada en un sentimiento profundo entre dos personas que deben entregarse en cuerpo y alma la una a la otra y vivir con intensidad y compromiso esa relación intentando que dure lo más posible. Frente a este tipo de amor, el sociólogo Zigmunt Bauman (1925-2017) desarrolló el concepto de "amor líquido" como una tendencia del tipo de relación amorosa que se va extendiendo en la actualidad. El amor líquido sería resultado (entre otros) de dos factores: el individualismo y el consumismo promovidos por el capitalismo tardío. En el amor líquido el amor profundo se ve como una amenaza a la autonomía personal, por lo que, para seguir siendo libres, se prefiere no profundizar mucho en él y se queda en una especie de gusto mutuo sin voluntad de que perdure, fugaz, que fluye incluso a otras relaciones, pero no hacia el interior de los amantes. En el amor líquido ninguno de los dos se entrega en cuerpo y alma (en todo caso, mucho en cuerpo y poco en alma). Por supuesto, en el amor líquido no hay compromiso, es decir, no hay una voluntad clara de establecer una relación duradera y profunda, sino que ambos saben implícitamente que en un plazo más bien breve, el amor líquido dejará de fluir o fluirá hacia otra persona. Asimismo, por influencia del consumismo, el amor se convierte también en un producto más de consumo y, siguiendo el modelo consumista por excelencia de "usar y tirar", los amantes se consumen mutuamente: se usan y se tiran cuando la relación decae, y vuelta a empezar. Las relaciones por Internet, además, serían el paradigma de este tipo de relación: conexiones múltiples con múltiples personas que entran y salen y de las que siempre te puedes desconectar o eliminar, como quien elimina "spam".
¿Cuál de los dos amores prevalecerá? ¿Nos encaminamos hacia unas relaciones amorosas más líquidas desprovistas de "espinas" y de "pasiones"? ¿Quedará el poema de Machado como testigo de una forma de amar anticuada? ¿Lo es ya para vosotros, jóvenes de 17 años, que lo leéis?