viernes, 27 de septiembre de 2019

UNA VEZ SUCEDIÓ...


Ayer, cuando en la escuela se convocó por megafonía a los delegados a una reunión para comenzar el procedimiento que permite a los alumnos votar ante la convocatoria de huelga de hoy contra el cambio climático, el grupo en el que estaba dando clase estalló de júbilo y llegó hasta aplaudir ante la perspectiva de no venir hoy a clase. Ante semejante entusiasmo, me acordé de un cuentito escrito en 1843 por el filósofo danés Soren Kierkegaard, uno de esos relatos premonitorios, en los que el autor intuye que en un futuro va a ocurrir algo de lo que apenas había  indicios en su época. El cuento, brevísimo, es el siguiente:

Una vez sucedió que en un teatro se declaró un incendio entre bastidores. El payaso salió al proscenio para dar la noticia al público. Pero éste creyó que se trataba de un chiste y aplaudió con ganas. El payaso repitió la noticia y los aplausos eran todavía más jubilosos. Así creo yo que perecerá el mundo, en medio del júbilo general del respetable que pensará que se trata de un chiste.

Hoy en día los payasos (los científicos) siguen ahí, saliendo una y otra vez al proscenio para avisarnos de que hay un incendio. Pero, ¿ha cambiado la actitud jubilosa del respetable público?

Algunos días pienso que sí, que la concienciación y la movilización son cada vez mayores y crecen de forma imparable en todas las edades y sectores sociales. Y me pongo optimista. Pero otros días lo veo todo mucho más negro, y creo seguir viendo al respetable público (en el que me incluyo) inmerso en su júbilo, todos muy políticamente correctos en contra del cambio climático, claro, pero riendo uno tras otro el interminable torrente de chistes que circulan en las redes sociales y poco dados a reflexionar sobre nuestras propias contradicciones y los cambios y renuncias a los que tendríamos que hacer frente si fuéramos consecuentes.


domingo, 8 de septiembre de 2019

VERANO FILOSÓFICO EN BENAVENTE: ALGUNAS RESPUESTAS

Dejo un sucinto resumen de los cuatro cafés filosóficos de Benavente 2019.
Café filosófico en Benavente, 7 de agosto de 2019

¿SOMOS NOSOTROS LOS CULPABLES DE TODO LO QUE ESTÁ PASANDO?


Esta pregunta suscitó dudas por ser demasiado abstracta. Recurrimos a preguntar a quien la había formulado, la volvió a reformular de la siguiente manera: ¿Somos nosotros los culpables de de la situación política que estamos viviendo? La mayoría de las respuestas apuntaron al sí por varias razones:
  • Porque somos nosotros quienes elegimos a los políticos.
  • Porque entre los políticos se ha producido una pérdida de valores, de respeto y de educación.
  • Por ignorancia y desidia, ya que la mayoría de los ciudadanos no se preocupa por averiguar a quién vota realmente y, aunque lo sepa, sigue votando a los mismos políticos.
  • Hubo alguien que respondió que no somos culpables, alegando que votar no puede ser motivo de culpabilidad, pues es una obligación ciudadana. 
  • Y también quien culpabilizó a determinados poderes económicos (la Banca) que manipulan a los políticos.

Quedó patente en esta sesión la preocupación ciudadana por una democracia que empieza a mostrar fallos en su funcionamiento, como si no hubiéramos aprendido nada desde que Platón nos alertara hace ya 2500 años contra algunos peligros de la democracia como la corrupción y la demagogia.

¿TENEMOS DOBLE PERSONALIDAD?

"Doble personalidad". Piscina fluvial de Santa Croya de Tera, Zamora
La mayoría de los participantes defendió el sí:
  • Una personalidad está conformada por lo que realmente somos cuando estamos a solas y somos honestos con nosotros mismos. La otra personalidad es la imagen que construimos para adaptarnos a las circunstancias, a los convencionalismos sociales y a lo políticamente correcto.
  • Otra repuesta justificó la doble personalidad en la necesidad de adaptación al grupo que tenemos, lo cual hace que tengamos, no ya doble personalidad, sino múltiples personalidades.
  • La opinión discordante aducía que no tenemos doble personalidad, sino una personalidad, y lo que hacemos luego es mentir a los demás y mostrarles lo que no somos por una necesidad no tanto de de adaptación, sino de aceptación por parte de los demás.
  • Tal y como suele ocurrir, hubo problemas con el término "personalidad" y con las distintas acepciones con que era utilizado, distinguiéndolo de otros como "carácter", "temperamento", "estado de ánimo"..., así como la influencia de la genética y la educación en su conformación.

Es curioso cómo funcionamos habitualmente con nuestra(s) personalidad(es) y, a la vez, seguimos siendo un misterio para nosotros mismos, hasta qué punto nos "desconocemos".

¿CÓMO TE ENFRENTARÍAS ANTE LA MUERTE DE UNA PERSONA?

Café filosófico en Benavente, 14 de agosto de 2019
El tema de la muerte siempre anda rondando de una manera u otra. Es un tema "estrella", no en vano es el mayor acontecimiento que viviremos cada uno de nosotros en el que se dirimirá nuestro último destino.
La mayoría de las respuestas fueron sabias, en el sentido de recoger toda una tradición filosófica representada sobre todo por el estoicismo: la aceptación de la muerte propia y ajena. Otra cosa es qué significa e implica esa aceptación en la vida diaria y si en el momento decisivo de vernos frente a frente con ella, seguiremos la teoría que tenemos tan bien aprendida, o seremos presa de la ansiedad ante la incertidumbre que conlleva morir o del miedo abismal ante la posible desaparición definitiva.
He aquí algunas respuestas. Me enfrentaría a la muerte:
  • Aceptando la pérdida y la ausencia de la persona, intentando suplir o llenar el vacío dejado por ella.
  • Ante un caso real vivido, aceptando el deterioro de la persona y su pérdida y haciendo lo que se pueda en las circunstancias, sabiendo que hay que pasar por distintas fases.
  • Olvidando la muerte, no dándole demasiado importancia, pues es algo que puede pasar en cualquier momento.
  • Sin tragedia, aceptando la muerte como una parte necesaria de la vida.
  • Hubo quien defendió que cuando la muerte es algo que ocurre a muchas personas por diversas causas en ciudades grandes, uno llega a habituarse a ella y se enfrenta de una manera, mientras que en un lugares poco poblados ocurre lo contrario.
  • Del hecho de habituarse a la muerte saltamos a la guerra, donde morir y matar se "normaliza". Hubo quien defendía que en una guerra se produce un cambio en los principios morales: lo que en época de paz está mal (matar), en época de guerra está bien. Contra esta opinión se alzó otra: en la guerra no se produce un cambio en los principios morales: matar sigue estando mal, lo que ocurre es que llegamos a realizar acciones en contra de nuestra propia conciencia moral, pero no hay un cambio de principios: sabes que matar está mal, pero lo haces. Ambas opiniones nos llevaron a otro tema recurrente: ¿el bien y el mal son subjetivos u objetivos?

¿ES EL MODELO DE VIDA ACTUAL SOSTENIBLE?

En un principio, las respuestas apuntaron al no. Las razones:
  • Por una degradación de los valores morales con la pérdida, sobre todo, del respeto.
  • Por una utilización abusiva y expoliadora de los recursos naturales.
  • Por un sistema capitalista que produce una tecnología que facilita la conexión entre las personas pero que, paradójicamente, esa conectividad no refuerza los vínculos sociales en pos de un compromiso por un futuro mejor, sino que produce un individualismo que aísla a las personas y las desvincula de sus sociedad, provocando indiferencia ante los problemas. Además de indiferencia, hubo quien pensaba que todo ello provocaba una pérdida de valores, que fue otro de los temas propuestos pero no elegido.
  • La respuesta afirmativa se defendía alegando su confianza en que el ser humano, antes de que nos aboquemos al desastre irreversible, será capaz de crear nuevas alternativas y tecnologías que resuelvan los problemas actuales.


domingo, 1 de septiembre de 2019

VERANO FILOSÓFICO EN BENAVENTE: LAS PREGUNTAS

Participantes del café filosófico del 21 de agosto en Benavnete.
Aunque es una provincia con sus problemas (despoblación, falta de iniciativas empresariales que retengan a los jóvenes, envejecimiento...) Zamora y sus pueblos es un hervidero de gente en verano, pues muchas personas que emigraron de su tierra vuelven con sus familias en esta época estival. Igualmente, Benavente es una ciudad que, a diferencia de lo que ocurre en Zumarraga o Urretxu, en agosto rebosa de sol y de vida. En este lugar hospitalario llevamos a cabo los cafés filosóficos los días 31 de julio, 7, 14 y 21 de agosto en la Casa Soledad González (Casa Solita). 

Me reencontré con asiduos compañeros de años anteriores y también contamos con nuevos entusiastas del diálogo filosófico en grupo. Asimismo, volví a encontrarme con Antonio Vega, concejal de Bienestar Social, Educación (y a partir de esta legislatura también de Igualdad) que tuvo a bien aceptar la iniciativa que le propuse hace ya cuatro años, y la deferencia de dar la bienvenida a los asistentes el primer día y de asistir al primer y al último café filosófico. Muchas gracias a él y a todos los asistentes,  en especial a Lurdes, siempre atenta. Y también gracias a las recepcionistas de la Casa Solita (donde está ubicada la Biblioteca Municipal), que ponen el aire acondicionado un par de horas antes para que podamos hablar "tan frescos".
    Café filosófico del 31 de julio en Benavente. Foto: Pello Biain Peña
Aquí tenéis la preguntas que se propusieron y en mayúsculas las que se eligieron en cada una de las cuatro sesiones:




  1. ¿SOMOS NOSOTROS LOS CULPABLES DE TODO LO QUE ESTÁ PASANDO?
  2. ¿Cuáles son los obstáculos del acuerdo?
  3. ¿Por qué le tenemos miedo a la muerte?
  4. ¿Están ayudando las nuevas tecnologías a mejorar nuestras vidas?
  5. ¿En el terreno emocional e intelectual podemos autoayudarnos?
  6. ¿Yo como individuo puedo cambiar el estado de las cosas?
  7. ¿Existe alguna religión verdadera?
  8. ¿Por qué no nos escuchamos?
  9. ¿TENEMOS DOBLE PERSONALIDAD?
  10. ¿CÓMO TE ENFRENTARÍAS A LA MUERTE DE UNA PERSONA?
  11. ¿Es general que la mayoría de la gente esté pendiente de los chismes sobre los demás?
  12. ¿Tenemos derecho a la muerte?
  13. ¿ES EL MODELO DE VIDA ACTUAL SOSTENIBLE?
  14. ¿Existe una pérdida de valores en la sociedad actual?
  15. ¿Existe la realidad objetiva?

Como veis, ganan las que expresan una preocupación político-social (1, 2, 4, 6, 13, 14). Las hay también sobre el individuo y su relación con los demás (2, 5, 8, 9, 11). Las cuestiones sobre la muerte están también muy presentes (3, 10, 12). E incluso se plantean preguntas sobre el hecho religioso (7) o netamente metafísicas (15).

Algunas consideraciones sobre las preguntas:
  • En el café filosófico, las preguntas son excusas para poner en marcha el pensamiento, son un punto de entrada. Y, en ocasiones, el diálogo ha girado en torno a una pregunta, ya que, algunas personas tienen muy claro el tema, pero les cuesta concretar la pregunta que contenga su preocupación fundamental. A veces dan con ella, otras veces no, y en ocasiones lanzan preguntas que son afirmaciones camufladas de preguntas (por ejemplo la 11). Buscar la pregunta idónea es ya una forma de filosofar.  
  • Algunas preguntas contienes evidentes supuestos, es decir, afirmaciones que van implícitas en las preguntas y que, curiosamente, nadie suele cuestionar, cuando es una de las primeras opciones al iniciar el diálogo.
  • Hay preguntas que son muy abstractas (por ejemplo la 1 y la 2), es decir, carecen del contexto que permita entender a qué se refieren. En la 1, por ejemplo, no se sabe si "nosotros" se refiere a los benaventanos, a los zamoranos, a los castellanos, a los españoles, a los europeos o a los seres humanos. Tampoco se sabe si se habla de una culpabilidad moral o legal. Y en ese "todo lo que está pasando" entra, ni más ni menos, todo. Tengo dos posibles hipótesis para explicar este tipo de preguntas. Algunas personas tienen una tendencia totalizadora, es decir, buscan una pregunta que englobe al resto de preguntas para poder hallar asimismo la respuesta total y definitiva, propósito demasiado ambicioso para un café filosófico, donde las preguntas admiten distintas respuestas que nunca cierran definitivamente el problema pero sobre las que necesitamos pensar. En otras personas percibo cierto temor o pudor a ser muy claro, a que se vea su intención de hablar sobre un tema concreto. Suelo solventar el problema votando entre dos opciones: pedir a quien ha formulado la pregunta que la concrete, o dejar que cada participante interprete la pregunta como quiera, ya que en su respuesta y consiguiente argumento va a tener que utilizar un concepto que decante la pregunta en una dirección u otra.
  • Por último, es curioso cómo a lo largo del diálogo sobre una pregunta, se puede llegar a tocar alguna pregunta que no ha sido elegida. Ocurrió con la 1 y la 2 y también con la 13 y la 14. Lo comentaré en la próxima entrada.