domingo, 24 de abril de 2022

DIÁLOGOS EN URRETXU: ¿EL GÉNERO DEBER SER BINARIO O NO BINARIO?

Paisaje binario
Este miércoles 27 de abril, continuaremos con el tercer diálogo en la Casa de Cultura de Urretxu a las 18:30.

El día 30 de marzo, nos reunimos cinco personas (tres hombres y dos mujeres). Propuse retomar las preguntas de la sesión anterior:

  1. ¿El género tiene que ser binario o no binario?
  2. ¿Se podrían estabilizar los precios de los combustibles?
  3. ¿Por qué somos inflexibles y rigurosos con algunas personas?
  4. ¿Hay que mandar armas a Ucrania o no?
  5. ¿Puede haber amistad sin sexo entre un hombre y una mujer?
  6. ¿Cómo nos afecta la guerra?
Se añadieron otras dos preguntas:

7. ¿Cómo vemos el ambiente en las calles de Urretxu y Zumarraga?
8. ¿Por qué nos hemos olvidado de las otras guerras?

Tras la votación, salió elegido el 1.
Antes de empezar el diálogo, se vio necesario definir algunos conceptos: sexo (determinación natural), género (construcción cultural), transgénero (persona que se identifica con su sexo pero no con el género asignado), transexual (persona que no se identifica con su sexo), cisgénero (persona que se identifica con su sexo y el género asignado).
Todas las respuestas defendieron la tesis de que el género no debe ser binario y se dieron varios argumentos:
  • No debe ser binario porque, si hay dos géneros, se establecen entre los dos géneros unas relaciones de poder en las que un género domina al otro y, por lo tanto, uno de los dos géneros sale perdiendo.
  • No debe ser binario porque, de esa manera, las personas van a tener libertad a la hora de establecer su identidad personal.
  • No debe ser binario porque, si lo es, las personas que no se identifiquen con su género, sufrirán el acoso y la presión social.
  • No debe ser binario porque hay que superar el pensamiento dicotómico en el que vivimos. Según este pensamiento, dividimos la realidad en parejas de contrarios que simplifican la complejidad y diversidad humanas. Permitir la diversidad y complejidad producirá felicidad. 
A continuación, animé a los participantes a explorar la posibilidad de defender la tesis de que el género debiera ser binario. Se aportó el argumento de que sería defendible en el caso de valorar la simplicidad en lugar de la diversidad y complejidad. Esa simplicidad (masculino-femenino) aportaría unos referentes claros a las personas, lo cual aumentaría su seguridad, mientras que la desaparición de los géneros aportaría inseguridad.

Luego, pregunté qué problemas pueden surgir de la desaparición de los géneros. He aquí algunos que se propusieron:
  • Crispación, desorientación, vacío... al perder los referentes tradicionales. Para atenuar estos efectos la solución sería educar en el respeto a la persona y a la diversidad.
  • Resistencia ante un cambio que supone la desaparición de los géneros y de las relaciones de poder.
  • Ver el cambio como una traición, ya que algunos hombres pueden ver como traidores a otros que renuncian a su género. Asimismo, puede haber mujeres que no acepten a los hombres transgénero como mujeres. Aquí se hizo referencia al concepto "terf" (trans-exclusionary radical feminist = feminista radical transexcluyente). El hecho de que cualquier hombre puede ser considerado mujer, puede perjudicar a la mujer.
  • Al ser la adolescencia un periodo de dudas, inseguridades y cambios, puede ser perjudicial aplicar a adolescentes tratamientos hormonales o cambios de sexo irreversibles basándose solo en lo que sienten, ya que el sentimiento es voluble y puede cambiar en esas edades.
  • Peligro para las políticas de igualdad, ya que, si no va a haber hombres y mujeres, ¿qué sentido tiene luchar por la igualdad entre hombres y mujeres?
Este es un tema muy ideologizado, es decir, que las personas tienden a posicionarse en la postura más afín a su ideología político-social. Desde este punto de vista la ideología es un inconveniente para un diálogo crítico, ya que, nos impide comprender otras posiciones ideológicas. De ahí que sea importante trabajar otras perspectivas. No obstante, debo resaltar el talante abierto en el que discurrió el diálogo. 

Fue una sesión intensa en la que aprendí mucho, pues es este un tema muy vivo sobre el que se hacen nuevas aportaciones a diario. Es una de las cosas positivas sobre el diálogo: no llegué a ninguna conclusión definitiva, pero entendí mejor el problema. 

Como no podía ser de otra manera, dejamos la cuestión abierta y nos citamos para este miércoles 27 de abril a las 18:30 en la casa de Cultura de Urretxu. ¿Te animas?

viernes, 15 de abril de 2022

"YO PENSABA QUE LOS QUE GOBIERNAN ERAN INTELECTUALES"

 Y. tiene 16 años. Vino hace dos años de Malí sin hablar ni una pizca de español y ya lo habla mejor que muchos de sus compañeros que lo tienen como lengua madre. Es curioso, avispado e inquisitivo, y me gustaría que siguiera estudiando, pero él está empeñado en empezar a trabajar cuanto antes. El día en que comenzó la invasión de Ucrania sus compañeros entraron a clase comentando alborotados la posibilidad de una tercera guerra mundial como si fuera el estreno de una película de superhéroes. Él, sin embargo, callaba cabizbajo y taciturno. “¿Qué pasa Y.?”, le pregunté. “Pues… que yo creía que los que gobiernan eran… (buscó durante unos segundos la palabra adecuada)... intelectuales”, me respondió mientras se señalaba con el dedo índice la cabeza”. 

La idea del Bien obnubilada por la ignorancia

Comprendí su decepción (agravada seguramente con los sucesos que se están viviendo en su país), pues...  ¡quién no tiene una lista de chascos que empiezan por ese "yo creía que..." que se van sucediendo camino a la madurez! Lo quise consolar contándole que un filósofo llamado Platón también quedó muy decepcionado con los gobernantes de su época y luego busqué el fragmento de su Carta VII: “Y me vi obligado a reconocer… que no cesará en sus males el género humano hasta que los que son recta y verdaderamente filósofos (intelectuales, en boca de Y.) ocupen los cargos públicos, o bien los que ejercen el poder en los Estados lleguen, por especial favor divino, a ser filósofos en el auténtico sentido de la palabra". 

Así pues, aprovechando su respuesta, aparqué el libro, convoqué al resto y tratamos de aclarar qué quería decir con la palabra "intelectual". Él asociaba este término a "pensar", "razonar" y "ser inteligente". Pero enseguida nos dimos cuenta de que un gobernante puede ser pensar, razonar y ser inteligente y, sin embargo, ser un mal gobernante. Así pues, ¿qué más hace falta para que un gobernante sea un buen gobernante? ¿Qué cualidades debería tener un buen gobernante? ¿Qué debería saber y conocer? ¿Cómo debería actuar? ¿Cómo lo distinguiríamos de un gobernante no intelectual? 
Luego les invité a pensar si cada uno de ellos sería un buen gobernante y me extrañó que la mayoría confesara que no. ¿Por qué?¿Cuáles son los principales obstáculos para haya buenos gobernantes? 

El resultado no fue La República II y salieron muchos prejuicios y tópicos sobre los políticos, pero también ideas muy interesantes. 

¿Y tú serías un buen gobernante? ¿Por qué?