viernes, 8 de abril de 2016

LAS SEMILLAS DE LA CONVIVENCIA (y 4)


Foto: Mertxe Peña
Con estos ejemplos he querido poner de manifiesto que hay que hacer planes de convivencia en los centros escolares, claro, pues hay que encauzar de alguna manera las relaciones y los conflictos inevitables que van a surgir. Pero, aun siendo necesario, los valores sobre los que se construye la convivencia humana no pueden encerrarse en un proceso de calidad o en un plan temporalizado y repleto de objetivos, acciones, estrategias y planes de mejora. La humildad, la responsabilidad, la compasión, la generosidad, la autoestima, el respeto... son las semillas de la convivencia y hay que sembrarlas en casa y en la escuela, sí, pero en todo momento, no solo a golpe de silbato o cuando toca según el proceso, porque los valores están en juego siempre y en cualquier lugar: en el saludo del pasillo, en la conversación del patio, en el partido de fútbol, en el claustro o reunión, en la forma de pedir el salero, antes de empezar la clase, durante y después de terminarla... 

Foto: Mertxe Peña
Los valores son como las flores y las plantas del jardín que pisamos diariamente, cuyas semillas hay que sembrar y regarlas. Y dejarlas crecer sin pretender que nuestros esfuerzos tengan un resultado inmediato. Incluso es posible que con algunas personas no logremos nada, pues son múltiples las influencias que recibimos y los condicionamientos que nos rodean. Por eso, habrá que esperar. Esperar a ver si de esas semillas crecen y maduran personas sensibles, libres y (auto)críticas. Si lo conseguimos, algún día se darán cuenta de que ellas abandonaron una vez la escuela, pero que la escuela nunca las abandonará a ellas.