jueves, 20 de junio de 2019

CAFÉ FILOSÓFICO: ¿DEBEMOS DECIR SIEMPRE LA VERDAD?

En el café del viernes 14 de junio, se propusieron tres temas:

¿Tenemos que aceptar las donaciones de Amancio Ortega?
¿Somos conscientes de ser agradecidos?
¿Debemos decir siempre la verdad?

Café filosófico en Zumarraga (14-06-2019). Foto: Mertxe Peña
Salió elegido el último y, en un primer momento, alguien propuso definir qué es la verdad. La empresa no salió nada mal: se llegaron a distinguir dos tipos de verdad, una sobre hechos, y por lo tanto, más objetiva (algo ha ocurrido o no ha ocurrido); y otra sobre gustos y valoraciones, y por lo tanto más subjetiva (lo ocurrido me parece bien o mal, correcto o incorrecto, bonito o feo...).

Las primeras respuestas defendieron que no hay que decir siempre la verdad si, diciendo la verdad, provocamos un daño o perjuicio a alguien. Sin embargo, una persona defendió que provocar dolor diciendo la verdad es necesario, porque conocer esa verdad, aunque sea dolorosa, nos ayuda a pensar, a crecer y a desarrollarnos. Otras respuestas incidieron en el sí, en la necesidad de decir siempre la verdad, bien sea por imperativo moral o, como puede ocurrir en un juicio, por imperativo legal, también porque ello contribuye a crear una sociedad más justa o por tener más y mejores relaciones sociales. Frente a esta obligación de tener que decir la verdad, también hubo quien defendió el derecho a poder decidir libremente cuándo decir la verdad y cuándo mentir.

Curiosamente, coincidió que, quienes defendían la necesidad de mentir eran mujeres y, quienes defendieron la necesidad de decir la verdad eran hombres. Y se me ocurrió indagar si podría haber alguna relación. Se propusieron dos hipótesis que, en un principio nos parecieron plausibles. La primera es que, históricamente, la situación opresiva de la mujer ha provocado que haya tenido más necesidad de mentir, cosa que no les ha ocurrido a los hombres. La segunda hipótesis es que, debido a esto, la mujer ha desarrollado más la empatía y, por lo tanto, tiene más cuidado a la hora de provocar un daño diciendo la verdad.

Se trató también la incoherencia de los padres que nos empeñamos en inculcar en los hijos el principio de decir siempre la verdad cuando, en realidad, todos sabemos que lo habitual es no hacerlo en ningún ámbito, ni en el ámbito de la pareja o familia, en el trabajo o entre los propios amigos o conocidos. Se introdujo pero no se trató el hecho de que muchas veces no decimos la verdad y lo justificamos en el daño que vamos  a provocar a alguien, cuando, en realidad, no es por eso, sino porque no nos atrevemos a decirla. También apareció el hecho sacralizar la verdad y utilizarla como una forma de control social.

Después de dos horas, quedaron muchos flecos sueltos y muchas dudas abiertas al respecto, pero fue un placer poder dialogar sobre este tema de una manera rigurosa, profunda y amena con los participantes.

Este viernes 21, tercer café filosófico de junio a las 18:00 en la Casa de Cultura de Zumarraga.

viernes, 14 de junio de 2019

HOY, SEGUNDO CAFÉ FILOSÓFICO

El pasado 7 de junio nos juntamos once personas en el primer café filosófico (en la foto faltan dos). Como curiosidad, otra vez (hasta el momento siempre ha ocurrido así) hubo más mujeres (7) que hombres (3 sin contarme a mí). 

Para no alargar mucho la fase de proponer preguntas, las limitamos a cuatro, que fueron las siguientes:

  • ¿Qué nos ha pasado con las nuevas tecnologías?
  • ¿Tiene algún sentido la filosofía en en el siglo XXI?
  • ¿Aprobaríamos un examen de coherencia?
  • ¿Existe realmente el síndrome posvacacional?

Salió elegida la pregunta sobre el sentido de la filosofía en el siglo XXI. Las respuestas positivas se fueron sucediendo y los "sentidos" también: cuestionarse las cosas y hacerse preguntas, pensar, buscar soluciones, sistematizar el pensamiento, ser críticos, dar sentido a la vida, transformar la sociedad. ¡Para que luego digan que la filosofía no sirve para nada!. Hubo algunas discrepancias (¡cómo no en un café filosófico!) en torno a dos temas. Primero, la delimitación del pensamiento filosófico, pues no siempre que pensamos lo hacemos de manera filosófica. El segundo desacuerdo giró en torno al problema de si la filosofía puede ayudar a buscar la felicidad (concepto que también dio problemas, claro) y si todos buscamos indefectiblemente lo bueno o podemos buscar también lo malo. Es curioso cómo esta cuestión ya la planteó un griego ateniense llamado Platón en el siglo V a. C. (y que está desarrollado en el diálogo Menón) y vuelve a aparecer 2500 años más tarde en un café filosófico de Zumarraga. Pues ese es otro de los sentidos de la filosofía: seguir tratando esos temas que no caducan ni se resuelven pero que, tratándolos y profundizando en ellos, por lo menos los entendemos mejor.

Hoy a las 18:00, segundo café filosófico en la Casa de Cultura de Zumarraga.

sábado, 1 de junio de 2019

CAFÉS FILOSÓFICOS DE VERANO EN ZUMARRAGA

Los cafés filosóficos son diálogos para desarrollar el pensamiento crítico y autocrítico. 

Café filosófico. Junio de 2018. Zumarraga. Foto Mertxe Peña
Planteada una pregunta elegida entre las propuestas por los propios asistentes, se les pide a continuación una respuesta que contenga un argumento y, de esta manera, se va desarrollando el diálogo. Mi labor consiste en dar los turnos de palabra, cuidar de que las respuestas sean claras, profundizar en ellas y problematizarlas, relacionarlas, recoger algunos conceptos claves que van saliendo... 

Todo ello acompañado de un ambiente distendido, humor y un café o cualquiera otra bebida.

Se realizarán los viernes 7, 14 y 21 de junio a las 18:00 horas y los miércoles 10, 17 y 24 de julio a las 19:00 horas en la Casa de Cultura de Zumarraga.