El día 17 de abril tengo consulta con el médico que me operó y lo más probable es que me dé el alta y me incorpore a la vida cotidiana. De esta forma, cumpliré casi 5 meses de baja que han supuesto un parón y una ocasión para reflexionar, aprender y descubrir algunas cosas:
1. La conquista social que supone poder estar de baja cobrando íntegramente el salario.
2. Los masajes y cuidados de mi mujer Mertxe.
3. Los largos abrazos mañaneros de mi hijo Paulo.
4. Haber descubierto al personaje que interpreto y poder distanciarme y reírme de él.
5. Observar un rayo de sol y encontrar en mí el sentido trascendente de la belleza.
6. Descubrir el interés sincero que mucha gente ha mostrado por mi estado.
7. La ópera, el encanto arrebatador de las divas Anna Netrebko y Elina Garança y el emocionante estribillo de Au fond du temple saint (Les pechers de perles, Bizet)
8. El trío de ases de la música clásica que mejor han expresado las profundidades del espíritu humano: Mozart (Réquiem), Beethoven (9ª Sinfonía y Fantasía Coral op. 80) y Bach (Misa en sí menor).
¿Quieres sabes qué otras dos cosas (o tres) he aprendido o descubierto estando de baja?
9. La idea la escuché por primera
en un documental de la serie Cosmos de Carl Sagan, en el capítulo dedicado a la evolución de las especies. Cuando aparece el primer animal que tuvo ojos y pudo ver, su voz en off decía: “Y a partir de entonces el cosmos empezó a
ver”. Internamente lo corregí: “El
cosmos no empezó a ver, empezó a ver ese animal, que es distinto”.
Hasta que cayó en mis manos una canción de Xabier Lete (Izarren hautsa -Polvo de estrellas), que decía en su primer verso: “Izarren hautsa egun batean bilakatu zen
bizigai, hauts hartatikan ustekabean noizbait giñaden gu ernai…” (“Un día, el
polvo de estrellas se convirtió en materia viva y de ese polvo despertamos
nosotros…”). Y fue entonces cuando entendí la frase de Carl Sagan: a través
del primer ojo de ese animal el cosmos vio y se vio a sí mismo porque ese ojo y ese animal también son parte del cosmos, ya que el cosmos es todo lo que fue, es y será. De igual
manera, a través de la razón humana el cosmos piensa y se piensa a sí mismo. A
través de la música humana, el cosmos siente y se siente a sí mismo. Entonces
entendí la sutil y profunda imbricación entre yo, el resto de seres humanos,
seres vivos y el resto del ser, sea lo que sea el Ser. Devoré los vídeos del fallecido y entrañable Carl Sagan
y ahora he encontrado un digno sucesor suyo: Brian Cox y sus dos series: Maravillas
del sistema solar y Maravillas del universo. Aunque no me transmite la ilusión y afabilidad de Carl Sagan por el conocimiento, sí transmite
a través de las imágenes y comentarios la sensación de estar ante algo tremendo, mágico y maravilloso.
1. La conquista social que supone poder estar de baja cobrando íntegramente el salario.
2. Los masajes y cuidados de mi mujer Mertxe.
3. Los largos abrazos mañaneros de mi hijo Paulo.
4. Haber descubierto al personaje que interpreto y poder distanciarme y reírme de él.
5. Observar un rayo de sol y encontrar en mí el sentido trascendente de la belleza.
6. Descubrir el interés sincero que mucha gente ha mostrado por mi estado.
7. La ópera, el encanto arrebatador de las divas Anna Netrebko y Elina Garança y el emocionante estribillo de Au fond du temple saint (Les pechers de perles, Bizet)
8. El trío de ases de la música clásica que mejor han expresado las profundidades del espíritu humano: Mozart (Réquiem), Beethoven (9ª Sinfonía y Fantasía Coral op. 80) y Bach (Misa en sí menor).
¿Quieres sabes qué otras dos cosas (o tres) he aprendido o descubierto estando de baja?
Carlos Mediavilla Arandigoien |
Mertxe Peña Pérez |
11. Aunque son solo 10, por eso del número redondo, me vais a permitir que cite a la tecnología como una de las cosas que me han ayudado a sobrellevar de otra manera las largas horas que he pasado este invierno sentado en mi sillón. Porque he contado con un ordenador, donde escribo, consulto, leo, viajo, envío y recibo correos. Los cursos on line los he hecho gracias a un sistema (Webex), que te permite ver y oír en tiempo real, por ejemplo, a una compañera de curso que está sentada en su casa de México. El móvil me permitía hablar cuando lo necesitaba. Las películas, los documentales, las óperas y conciertos los he visto y oído en un reproductor de DVD y una televisión Sony de 40 pulgadas con buena imagen, conectada a un amplificador-ecualizador Pioneer de 80w y dos altavoces JBL que daban mejor calidad de sonido.
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