jueves, 23 de mayo de 2019

POSDATA: ¡NO TE OLVIDES DE EUROPA!


Utopía I
No sé si te habrás dado cuenta de que tenemos un utopía en marcha. No es una utopía lejana e inalcanzable, sino una casi recién nacida que actualmente se tambalea. Esa utopía se llama Unión Europea.

Ya sabes lo que ha sido Europa, en su peor versión, sin la Unión Europea: un gran campo de batalla con millones de muertos provocados por las luchas por el poder condicionadas por la religión, la nación (en versión XL o S) o la organización de los bienes y la propiedad. Ahí está, por ejemplo, la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) en la que participó Descartes, que desangró Europa por motivos, no solo, pero en gran parte religiosos, con masacres terribles (¿te acuerdas de la matanza de los hugonotes en Francia?). O la escalada nacionalista entre países europeos que dio lugar a la Primera Guerra Mundial. Y qué te voy a contar ya del fascismo y el nazismo (los reales, pues ahora a cualquiera que discrepa de algo lo llaman fascista o nazi), o de los totalitarismos comunistas, ideologías que se enfrentaron en la Segunda Guerra Mundial, con genocidios que alcanzaron unos niveles de crueldad hasta entonces desconocidos y ante los cuales filósofos como Adorno, Horkheimer o los existencialistas ya expresaron su espanto. 

Y en nuestro país también hemos tenido nuestra propia ración de batallas. Echando mano de lo más cercano, ahí están “nuestros” (eran vascos, sí) señores feudales, los Parientes Mayores, sedientos de un honor y poder que se dirimía en guerras pagadas (en los dos sentidos) por sus súbditos; o las interminables guerras carlistas que expoliaron material y humanamente al país. Y la guerra civil, y la dictadura franquista, y el terrorismo de ETA...

Pero, para no pintar todo tan negro, en su mejor versión, Europa ha sido también el lugar donde se han creado estupendos inventos como la libertad y la democracia; la razón, la filosofía, la ciencia y la técnica; la tolerancia y el laicismo (que acabaron con las guerras de religión) el arte en todas su formas, los derechos humanos y el Estado social de derecho (donde se aúna lo mejor del liberalismo y el socialismo, ambos también europeos)... Y todas estas conquistas han tenido artífices como Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes, Hume, Locke, Kant, Marx, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Velázquez, Goya o Van Gogh, Bach, Beethoven, Mozart, Galileo, Newton, Einstein, Cervantes, Shakespeare, Balzac...

Utopía II
Esta mejor versión de Europa es la que podría constituir la base de nuestra identidad europea y sentir que todos esas personas de distintas nacionalidades que acabo de mencionar son también de los "nuestros", pues ellas han configurado nuestra mentalidad y forma de vida. Ya sé que tiene más fuerza al apego al terruño, pero, quizá, uno de los mayores logros de la racionalidad europea es el invento de lo universal, la idea de superar los localismos e ir hermanándonos en espacios mayores donde imperen los derechos (y obligaciones) humanos y donde las fronteras tanto físicas como mentales vayan desapareciendo, vamos, que en lugar ir creando paisitos culturalmente homogéneos (¿te acuerdas de la terrible guerra de la exYugoslavia?) se llegue a crear algún día un Estado Europeo o unos Estados Unidos Europeos. Y que dentro de esa uniformidad e igualdad de obligaciones y derechos políticos y sociales (¡qué pena que no tengamos todavía una constitución europea!) podamos vivir en libertad y en la diversidad (¡y sin más guerras!).

Por eso, no desdeñes la utopía europea por muy imperfecta que te pueda parecer y por muchas carencias que pueda tener. Es de las cosas que, cuando las tienes, no las notas (para ti, por tu edad, la democracia y la Unión Europa son tu hábitat "natural"), pero cuando desaparecen, te das cuenta del valor que tenían. Y desde que nació, ahora está pasando por uno de sus peores momentos. Por eso, si vas a votar, ¡no te olvides de Europa!