lunes, 18 de julio de 2022

FILOCAFÉ: ¿QUÉ CARACTERÍSTICAS CONFORMAN LA MALDAD?

Este miércoles 20 de julio llevaremos a cabo el último café filosófico, pero en lugar de realizarlo en la Casa de Cultura de Zumárraga, será en el centro SABIAM de Enrique Zaldua, en la calle Ipeñarrieta 5 de Urretxu

El pasado día 13 se propusieron tres temas nuevos a los que ya teníamos:

  1. ¿Quién vigila a los vigilantes?
  2. Fotografía: Carlos Mediavilla Arandigoyen
    ¿Hemos salido mejor o peor de la pandemia?
  3. ¿Se ha sobrevalorado la leyenda rosa anglo-alemana? 
  4. ¿Somos solidarios?
  5. ¿Por qué no ha habido una indignación similar a la de Ucrania con la matanza de Melilla?
  6. ¿Por qué nos empeñamos en tener razón?
  7. ¿Cómo nos mueven las creencias?
  8. ¿Tenemos que cambiar el sistema de pensiones?
  9. ¿Qué características conforman la maldad?

Salió elegido este último propuesto la sesión anterior. Las primeras intervenciones dieron vueltas en torno al tema pero sin adentrarse demasiado, lo cual parecía presagiar la dificultad de la pregunta: que si la maldad es una característica humana, que si es una cosa es la maldad y otra lo que las religiones interpretan que es la maldad, que si la maldad es algo subjetivo, que si todos podemos ser buenos y malos...  

En otras intervenciones apareció el concepto de "moral" y fue necesario detenernos y aclararlo porque estaba generando confusión. Para ello utilicé la distinción que hizo el filósofo José Luis López Aranguren entre moral con estructura y moral como contenido. La primera expresa la libertad inherente al ser humano que debe elegir entre distintas opciones para realizarse y, la segunda, las normas que van decantando esa realización. 

Otro término relacionado fue el de "libertad", ya que, se supone que la maldad es fruto de la libertad, por lo que los animales, por ejemplo, no pueden tener maldad. La maldad requiere, por lo tanto, de conciencia y voluntad, poder representarse la acción y que esa acción nazca de una decisión no determinada por nada ni por nadie. Al caracterizar la acción libre como una acción consciente y voluntaria se planteó un par de veces si los niños pueden tener maldad, sin que entrarámos en esa cuestión, y que bien podría ser el tema de otro café. Por último, se diferenció también entre "mal" y "maldad". El primero es un concepto muy amplio que englobaría todos los aspectos de la realidad que se consideran malos o dañinos (incluida la maldad), mientras que la maldad quedaría restringida a las acciones humanas.

He aquí algunas respuestas:
  • Facultad de transgredir libre y conscientemente determinados límites con la intención de provocar un daño a alguien.
  • Un participante utilizó la teoría de la maldad humana y el factor D del psicólogo Charles Spearman y definió la maldad como un narcisismo exacerbado que prioriza el bien propio sobre cualquier otro aspecto de la realidad. 
  • Para otro participante, no todo daño infligido a alguien es maldad, existe una graduación y la maldad depende de la gravedad del daño, a lo que otra participante añadió el carácter sádico: sentir placer y disfrutar con el daño causado. También se propuso que en la maldad, el agresor culpabiliza a la víctima del daño recibido.
  • En cuanto al concepto de "daño", se apuntó que debe considerarse así en el contexto cultural en el que se realice la acción, tocando de esta manera la cuestión de la maldad como algo absoluto o como algo relativo.
Ante esa problemática, propuse a los participantes hacer una lista de acciones que podrían englobarse como ejemplos de "maldad" y difícilmente justificables. He aquí algunas propuestas:
  • Abusar sexualmente y violar a bebés y niños.
  • Abusar del poder de diferentes formas: acoso sexual, violación, genocidios...
  • Acusar falsamente a alguien de algo que no ha hecho.
  • Difamar: hablar mal de alguien a otra(s) persona(s), incluso aunque lo que se diga de ella sea cierto.
  • Tomarse la venganza por su mano.
  • El violencia política a través de organizaciones terroristas o terrorismo de Estado.
  • El sadismo o disfrute con el daño causado.
  • La cosificación de las personas en casos como la esclavitud o en conquistas de territorios.
  • El farmacéutico o médico que da un tratamiento a un enfermo con la intención de agravar su mal en lugar de aliviarlo
Al hilo de estas propuestas se plantearon otras preguntas:
  • ¿Existe la maldad en soledad y sin posibiidad de hacer daño a otro ser humano?
  • ¿Uno se hace daño a sí mismo cuando hace daño a los demás?
  • ¿Es también maldad dañar el medio ambiente?
  • Si la cooperación aumenta el bienestar, ¿por qué existe la maldad?
Por último, se citaron dos pensadores que reflexionaron profundamente sobre est cuestión: Agustín de Hipona y su preocupación por hacer compatibles la existencia del mal y la existencia de Dios infinitamente bueno (lo cual le llevó a sostener que el mal es la ausencia del bien); y Hannah Arendt y la distinción que hizo entre el mal absoluto, el mal radical y el mal banal a partir del análisis de los totalitarismos nazi y estalinista.

En fin, fue una sesión muy abstracta en la que tuve problemas para entender algunas aportaciones y evitar que el tema se dispersara en multitud de ramificaciones. Sin embargo, la reflexión filosófica en grupo en torno a un tema tan apasionante como este, fue un placer que compensó cualquier dificutad. 

¿Te animas? El siguiente será este miércoles 20 de julio a las 18:30 en el centro SABIAM, Ipeñarrieta 5, Urretxu.
 

3 comentarios:

  1. Gracias por tu desempeño, Peio. No me pareció tan abstracto porque el tema propuesto era - necesariamente- filosófico. Universal, algo que tiene que ver con la realidad en su conjunto y que provoca muchas preguntas que no se responden de manera totalmente satisfactoria. No lo tengo a la vista pero recuerdo que Ana Carrasco en su PENSAR EL MAL escribía que había que hacerlo para llegar a minimizar los daños. Si el mal no es algo metafísico -un diablo- y se produce siempre en la realidad -intersubjetiva- de nuestras relaciones tendremos que convenir qué es para todos para evitarlo en lo posible. Sabiendo que aunque nos acompaña y acompañará no es inevitable aunque sí una posibilidad de nuestra libertad. Llegar a acuerdos sobre un conjunto de normas que lo limiten. Hay que tener en cuenta que muchas veces el mal se hace -violencia política- en nombre del bien.
    Sí es verdad que -significativamente- nadie dijese ni mu sobre el que nos ha asolado durante tanto tiempo. Me parece estupendo que alguien pida disculpas por el daño causado pero a todos compete pensar y describir -conjuntamente- que tipo de mal es el que lo provoca. Saludos y a ver si los acontecimientos nos permiten seguir tomándonos las cosas con filosofía.

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  2. PENSAR EL MAL. Ana Carrasco. Ed. Galaxia Gutenberg

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