lunes, 4 de julio de 2022

FILOCAFÉ: ¿ESTAMOS ECHANDO HACIA ATRÁS EL RELOJ DE LA HISTORIA?

Este miércoles 6 de julio llevaremos a cabo el segundo café filosófico en la Casa de Cultura de Zumarraga a las 18:30.

En el café filosófico del pasado 29 de junio se propusieron los siguietes temas:

  • ¿Somos solidarios?
  • ¿Por qué no ha habido una indignación similar a la de Ucrania con la matanza de Melilla?
  • ¿Por qué nos empeñamos en tener razón?
  • ¿Cómo nos mueven las creencias?
  • ¿Tenemos que cambiar el sistema de pensiones?
  • ¿Estamos echando hacia atrás el reloj de la historia?
Salió elegido el último. Como no se aclaró y acordó el significado de la metáfora "echar hacia atrás el reloj de la historia" hubo interpretaciones diversas, tal y como se podrá comprobar en las respuestas. Hubo tres que defendían el sí:
  • Porque hoy en día sigue habiendo prejuicios en torno a la raza, a la orientación sexual o a la clase social.
  • Porque está habiendo un retroceso en algunas cosas que se habían conseguido, como por ejemplo, el servicio público de salud.
  • Porque junto a los viejos prejuicios como los antes citados, aparecen otros nuevos prejuicios (como los de género binario-no binario) que avivan la crisis total en la que estamos: crisis de identidad, crisis social, económica, política...
  • Porque valores que existían antes como la solidaridad, la sororidad, la empatía y la confianza están desapareciendo y apareciendo otros valores más individualistas que producen un endiosamiento del individuo debido al conocimiento.
Hubo dos que defendieron el no:
  • Porque la historia siempre va hacia adelante de una manera cíclica, y los ciclos incluyen momentos de libertad y momentos de opresión, como por ejemplo, la vuelta del fascismo en la sociedad occidental.
  • Porque la historia a veces avanza y a veces retrocede, pero cada momento histórico es único y tiene sus aspectos positivos y negativos, de tal forma que no se podría saber qué momento histórico sería mejor o peor.
A partir de este momento el diálogo se centró en torno a un concepto utilizado: la cultura fascista que, de una manera consciente o inconsciente, alimentamos. Ante la pregunta de un participante sobre el significado del término, se dieron tres ejemplos de conductas fascista:
  1. El racismo y la xenofobia.
  2. Las creencias conspiranoicas, es decir, la creencia de que determinadas fuerzas o poderes, bien sea humanos o divinos, se unen para provocar acontecimientos, de tal forma que la responsabilidad individual se diluye. Se pusiseron dos ejemplos: la creencia en Dios (o en otras divinidades) y la creencia conspiranoica sobre la pandemia.  En este último caso, se tildaron de conductas fascistas tanto la no utilización de la mascarilla durante la pandemia por parte de algunas personas, como la obligatoriedad de usarlas por parte de los gobiernos.
  3. El desprecio y la burla hacia determinados colectivos o personas (homosexuales, cojos, minusválidos, personas de otros países o etnias, mudos...) a través de chistes o canciones.
El primer ejemplo no fue polémico, pero sí los otros dos, sobre todo el tercero debido a algunas implicaciones. Una: la desaparición del humor o el establecimiento de un humor moral y políticamente correcto que no moleste a nadie. Dos: si el criterio para es que alguien se sienta ofendido, siempre va a haber alguien que se sienta ofendido, por lo que va a ser imposible hacer una gracia o decir palabras inofensivas. Tres: esto traería consigo el establecimiento de una censura que prohibiera chistes, libros, cuadros, canciones, etc, que ofendieran a colectivos o personas. Cuatro: paradójicamente, los regímenes que más utilizan la censura y la prohibición son los regímenes totalitarios.  

¿Por qué nos empeñamos en tener razón?
Al hilo de este tema, se citó el caso de un cuadro que, según un participante, debería ser prohibido (¿Thérèse soñando, de Balthus? -se puede ver en Internet-) por fomentar la pederastia, lo cual provocó un encendido intercambio de opiniones en torno a cómo interpretar un cuadro, cuándo es legítima una interpretación, qué pone el artista en el cuadro y qué pone el espectador en la interpretación, qué condiciones hacen falta para considerar una interpretación una verdad absoluta que pueda prohibir otra interpretación, los límites de la libertad de expresión en el arte, yel concepto de belleza, el concepto que tenemos del cuerpo, del sexo, etc. y dejó en el aire otro tema como qué hacer con el caráceter satírico, irreverente y transgresor del algunas obras de arte.

Como observación final, aunque el tema elegido fue el de si estamos retrocediendo el reloj de la historia, curiosamente, a lo largo del diálogo se dieron muchos ejemplos para responder a otras dos preguntas que no fueron elegidas y que, en el fondo, fueron los temas de la sesión: ¿Cómo nos mueven las creencias? ¿Por qué nos empeñamos en tener razón? 

¿Tienes tú alguna respuesta?







2 comentarios:

  1. A propósito, recomiendo la lectura del artículo LA NIÑA QUE ENSEÑA escrito por ELVIRA LINDO en El País......«no es pecado sino maravilla...»

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