- ¿Por qué hay tanta crispación social a la hora de exponer la ideología de cada uno?
- ¿La conducta humana se rige por valores? Quien formuló esta pregunta necesitó otras dos formulaciones hasta dar con la que quería. La primera fue: ¿Existen los valores? La segunda: ¿Los valores son objetivos? Como veis, los supuestos de cada una son distintos.
- ¿Puede el fin justificar los medios?
- ¿Por qué necesitamos tanto la validación del entorno social? Fue la elegida.
Mencionaré algunos aspectos curiosos de este café:
1. De los muchos cafés que he hecho es el primero en el que en las dos horas no llegamos a responder directamente a la pregunta, pero sí indirectamente, pues en la propia conducta se reflejan tanto nuestros valores (2ª pregunta) como la necesidad de validación del entorno (4ª pregunta).
2. En la pregunta sobre los valores necesitamos una definición funcional de lo que son los valores e incluso un ejemplo concreto de valor (generosidad) con su definición.
3. En el café contamos con un joven de 15 años (poco habitual), quien con su actitud dio pie también para que analizáramos los valores y la necesidad de validación social. El caso es que cuando pregunté quién no había elegido una pregunta, nadie levantó la mano. Y cuando pasamos a la votación, faltaba 1 voto, que era el del joven. Tras aclarar y conceptualizar su actitud (entre las opciones de indeciso, temeroso, cómodo y gregario se eligió esta última), le pedí que eligiera una pregunta y eligió la tercera. Cuan le pregunté cuál era la tercera, respondió que no se acordaba, por lo que había elegido una pregunta sin recordar cuál era. Así que volvimos a aclarar y analizar su actitud. El joven aguantó bien el "acoso" filosófico al que lo sometí con mis preguntas y, aunque comenzó con una actitud pasiva y huidiza, terminó reconociendo el valor de valores (2ª pregunta) como la actitud crítica y la autonomía intelectual. Lo curioso fue que él actuó al principio de forma gregaria buscando la validación del entorno cuando, en realidad, habría encontrado la validación del entorno (en este caso del café filosófico) actuando de manera crítica y autónoma.
4. Por último, algunos adultos lo pasaron peor que el joven al que problematicé su actitud. Aunque en el cuestionamiento combiné la persistenciaa con la amabilidad, en algunos adultos afloró la necesidad de ayudar al joven a través de una actitud comprensiva y paternalista hacia él que tuvo su culmen cuando un participante adulto se levantó y pidió permiso al joven para darle un abrazo, a lo que él accedió. Terminamos el café y de camino a casa pensaba en si aquel abrazo tenía algo de problemático y en cómo lo podía haber problematizado.
¡Ah! Aunque no estaba programado, el martes 26 de agosto también habrá café filosófico en Benavente.
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