El día 4 de marzo organizamos un encuentro de exalumnos de
UGLE que hoy son deportistas que han conseguido un alto nivel en sus
respectivos deportes. Contamos con Dani García (jugador del Eibar), Asier de la Iglesia (jugador del equipo de baloncesto Natra Oñati Aloña Mendi, Aritz Lasa (pelotari de Aspe) y Ainhoa Sanz (atleta de Goierri Garaia). Todos ellos, excepto Asier (que
estudió un ciclo de grado medio), estudiaron Bachillerato en UGLE. Ainhoa,
además, también cursó un ciclo de grado superior.
Fotografía: Mertxe Peña |
En términos generales el encuentro fue grato, distendido,
aleccionador y muy enriquecedor. Y los invitados, los cuatro sin excepción,
mostraron una actitud abierta, sincera, honesta y generosa, y consiguieron que el interés de
sus declaraciones no decayera en ningún momento en las casi dos horas que duró
el acto.
Dani García: tal y como lo recordaba con 16 años, fue franco
en sus palabras y sonrisa y cercano en su actitud. Y con una disposición, muy
de agradecer, para buscar el lado jovial y desenfadado de las cosas, e incluso
para ser políticamente incorrecto, como cuando dijo que le gustaría que los
sueldos fueran más equitativos, que Zumarraga y Urretxu necesitan una discoteca
o que sobran policías municipales malhumorados. Asimismo, mostró un gran
conocimiento de sí mismo, al ser consciente de sus fortalezas y limitaciones en
distintos ámbitos y asumirlas, sobre todo las limitaciones, con naturalidad. Dani
dio la impresión de tener un gran sentido de la amistad y lealtad, el tipo
ideal para ser su amigo (e ir a la discoteca con él), alguien que sabes que
no te va a fallar.
Asier de la Iglesia: con una sonrisa permanente y una
entereza conmovedora, habló con desparpajo y realismo de una de esas cosas que
rezamos para que, como una lotería macabra, no le toque a uno: una esclerosis
múltiple diagnosticada hace dos años. Incluso tuvo la osadía de rayar en el
humor negro cuando confesó que uno de sus objetivos era poder jugar al más alto
nivel en algún equipo de paralímpicos y que no quería el baloncesto o el tenis
porque hay que jugar en silla de ruedas. Me parece inaudito que alguien tan
joven muestre un nivel de comprensión y madurez ante un mazazo como el que el
destino le ha propinado. Ayer Asier nos enseñó que, por mucho que nos achuchen
las circunstancias, un ser humano es capaz de desenvolverse con un mínimo de
alegría y dignidad, un mínimo de respeto a sí mismo. Creo que se quedó con ganas de
decir cosas, pero espero que tenga ocasión de decirlas en otra ocasión u otros
foros, pues tiene un don para la comunicación que espero que revierta en
beneficio de las personas que tengan la suerte de escucharle.
Aritz Lasa: cuando habla, se adivina que su honradez y
humildad son tan grandes como su estatura y corpulencia. Más comedido en sus
palabras pero noble en su expresión y, a la vez, transparente cuando hablaba de las dificultades vividas,
de la soledad de muchos entrenamientos o del ritmo estresante de los partidos.
Dejó entrever a una persona curtida en cientos de partidos y frontones, tenaz y
luchadora. Asimismo, auqnue se ve que su carácter se ha ido endureciendo con sus
manos, mostró una exquisita sensibilidad cuando se acordó de los pelotaris jóvenes
usados y exprimidos para sacar cuanto antes beneficio de ellos, de los
pelotaris que, llegados a cierta edad, son arrinconados aun siendo capaces de
dar todavía lo mejor. Se acordó, incluso, de la desigualdad existente entre
hombres y mujeres en el deporte. Transmite tanta confianza, que podrías
confiarle hasta la cartera.
Ainhoa Sanz: Tras su estatura menuda se vislumbran una grandeza y una fuerza de voluntad colosales, porque Ainhoa es tan
capaz de pelear cuerpo a cuerpo con Platón o Kant en un examen, tal y como me lo demostró en UGLE, como de arañar
segundos a su propia capacidad para correr y aumentar esa sensación de libertad
que le aporta el deporte. Su dulzura está hecha de tesón, esfuerzo, sacrificio, constante superación, caídas y lesiones que la han hecho más fuerte. También de sana indignación y de una enorme empatía,
como cuando contó la increíble anécdota de que en el mundial de cross que
disputó en Kenia bajo un calor infernal, los habitantes de los poblados por
donde pasaban les pedían el agua cuando pasaban corriendo.
Por último, aunque los cuatro invitados coincidieron en bastantes cosas, quiero subrayar dos que, a mi juicio, merecen una mención especial por la importancia que tienen a la hora de dar un sentido a nuestras vidas:
- Cuando una persona hace lo que realmente le gusta, no necesita una motivación especial para hacerlo, se levanta con la ilusión de hacerlo y punto. O, dicho de otra manera, la autentica motivación siempre es interna, y es una automotivación que consiste en conectar con nuestras aptitudes e intereses esenciales y ser fieles a ellos. Esto no quiere decir que no haya momentos malos o dificultades, pero aquí tampoco hay ningún misterio: cuando uno se cae, se levanta. Y si se vuelve a caer, se vuelve a levantar.
- Los cuatro mostraron poseer unos valores éticos que les convierten en buenas personas, además de buenos deportistas. Quizá por eso, los cuatro fueron tejiendo a lo largo del coloquio una cierta complicidad de la que hcieron partícipes a todos los asistentes y que queda patente en la foto.
- No quiero dejar pasar un asunto del que hablaré más extensamente en otra ocasión y que ellos plantearon en su respuesta a la pregunta de qué les falta a Zumarraga y Urretxu. La
respuesta fue unánime: unas instalaciones deportivas conjuntas de ambos pueblos
y para ambos pueblos para dar respuesta a la creciente afición al deporte y
potenciarlo.
Gracias a los cuatro. Ha sido un placer poder aprender de
vosotros.
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