jueves, 5 de marzo de 2015

LO QUE UN PROFESOR PUEDE APRENDER DE SUS ALUMNOS

El día 4 de marzo organizamos un encuentro de exalumnos de UGLE que hoy son deportistas que han conseguido un alto nivel en sus respectivos deportes. Contamos con Dani García (jugador del Eibar), Asier de la Iglesia (jugador del equipo de baloncesto Natra Oñati Aloña Mendi, Aritz Lasa (pelotari de Aspe) y Ainhoa Sanz (atleta de Goierri Garaia).  Todos ellos, excepto Asier (que estudió un ciclo de grado medio), estudiaron Bachillerato en UGLE. Ainhoa, además, también cursó un ciclo de grado superior.

Fotografía: Mertxe Peña
En términos generales el encuentro fue grato, distendido, aleccionador y muy enriquecedor. Y los invitados, los cuatro sin excepción, mostraron una actitud abierta, sincera, honesta  y generosa, y consiguieron que el interés de sus declaraciones no decayera en ningún momento en las casi dos horas que duró el acto.

No obstante, me gustaría recoger lo que, a mi juicio, fue “lo mejor” del coloquio:

Dani García: tal y como lo recordaba con 16 años, fue franco en sus palabras y sonrisa y cercano en su actitud. Y con una disposición, muy de agradecer, para buscar el lado jovial y desenfadado de las cosas, e incluso para ser políticamente incorrecto, como cuando dijo que le gustaría que los sueldos fueran más equitativos, que Zumarraga y Urretxu necesitan una discoteca o que sobran policías municipales malhumorados. Asimismo, mostró un gran conocimiento de sí mismo, al ser consciente de sus fortalezas y limitaciones en distintos ámbitos y asumirlas, sobre todo las limitaciones, con naturalidad. Dani dio la impresión de tener un gran sentido de la amistad y lealtad, el tipo ideal para ser su amigo (e ir a la discoteca con él), alguien que sabes que no te va a fallar.

Asier de la Iglesia: con una sonrisa permanente y una entereza conmovedora, habló con desparpajo y realismo de una de esas cosas que rezamos para que, como una lotería macabra, no le toque a uno: una esclerosis múltiple diagnosticada hace dos años. Incluso tuvo la osadía de rayar en el humor negro cuando confesó que uno de sus objetivos era poder jugar al más alto nivel en algún equipo de paralímpicos y que no quería el baloncesto o el tenis porque hay que jugar en silla de ruedas. Me parece inaudito que alguien tan joven muestre un nivel de comprensión y madurez ante un mazazo como el que el destino le ha propinado. Ayer Asier nos enseñó que, por mucho que nos achuchen las circunstancias, un ser humano es capaz de desenvolverse con un mínimo de alegría y dignidad, un mínimo de respeto a sí mismo. Creo que se quedó con ganas de decir cosas, pero espero que tenga ocasión de decirlas en otra ocasión u otros foros, pues tiene un don para la comunicación que espero que revierta en beneficio de las personas que tengan la suerte de escucharle.

Aritz Lasa: cuando habla, se adivina que su honradez y humildad son tan grandes como su estatura y corpulencia. Más comedido en sus palabras pero noble en su expresión y, a la vez, transparente cuando hablaba de las dificultades vividas, de la soledad de muchos entrenamientos o del ritmo estresante de los partidos. Dejó entrever a una persona curtida en cientos de partidos y frontones, tenaz y luchadora. Asimismo, auqnue se ve que su carácter se ha ido endureciendo con sus manos, mostró una exquisita sensibilidad cuando se acordó de los pelotaris jóvenes usados y exprimidos para sacar cuanto antes beneficio de ellos, de los pelotaris que, llegados a cierta edad, son arrinconados aun siendo capaces de dar todavía lo mejor. Se acordó, incluso, de la desigualdad existente entre hombres y mujeres en el deporte. Transmite tanta confianza, que podrías confiarle hasta la cartera.

Ainhoa Sanz: Tras su estatura menuda se vislumbran una grandeza y una fuerza de voluntad colosales, porque Ainhoa es tan capaz de pelear cuerpo a cuerpo con Platón o Kant en un examen, tal y como me lo demostró en UGLE, como de arañar segundos a su propia capacidad para correr y aumentar esa sensación de libertad que le aporta el deporte. Su dulzura está hecha de tesón, esfuerzo, sacrificio, constante superación, caídas y lesiones que la han hecho más fuerte. También de sana indignación y de una enorme empatía, como cuando contó la increíble anécdota de que en el mundial de cross que disputó en Kenia bajo un calor infernal, los habitantes de los poblados por donde pasaban les pedían el agua cuando pasaban corriendo.

Por último, aunque los cuatro invitados coincidieron en bastantes cosas, quiero subrayar dos que, a mi juicio, merecen una mención especial por la importancia que tienen a la hora de dar un sentido a nuestras vidas:

- Cuando una persona hace lo que realmente le gusta, no necesita una motivación especial para hacerlo, se levanta con la ilusión de hacerlo y punto. O, dicho de otra manera, la autentica motivación siempre es interna, y es una automotivación que consiste en conectar con nuestras aptitudes e intereses esenciales y ser fieles a ellos. Esto no quiere decir que no haya momentos malos o dificultades, pero aquí tampoco hay ningún misterio: cuando uno se cae, se levanta. Y si se vuelve a caer, se vuelve a levantar.

 - Los cuatro mostraron poseer unos valores éticos que les convierten en buenas personas, además de buenos deportistas. Quizá por eso, los cuatro fueron tejiendo a lo largo del coloquio una cierta complicidad de la que hcieron partícipes a todos los asistentes y que queda patente en la foto.

- No quiero dejar pasar un asunto del que hablaré más extensamente en otra ocasión y que ellos plantearon en su respuesta a la pregunta de qué les falta a Zumarraga y Urretxu. La respuesta fue unánime: unas instalaciones deportivas conjuntas de ambos pueblos y para ambos pueblos para dar respuesta a la creciente afición al deporte y potenciarlo.  


Gracias a los cuatro. Ha sido un placer poder aprender de vosotros.

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