martes, 16 de julio de 2019

CAFÉ FILOSÓFICO: ¿CULPABLE O INOCENTE?

Este miércoles 17 de julio, llevaremos a cabo el próximo café filosófico a las 19:00 horas. 

Por lo que respecta al café del pasado 10 de julio, nos reunimos 16 personas (9 mujeres y 7 hombres). En julio ha aumentado la afluencia de gente y la cantidad de hombres y mujeres se equilibra más. Se plantearon las preguntas:

  • ¿Hacia dónde se dirige la ciudad?
  • ¿Culpables o inocentes?
  • ¿Qué es el amor?
  • ¿Somos más adictos al juego ahora que antes?
Elegido el tema "¿Culpables o inocentes?", el diálogo empezó a girar en torno al sentimiento de culpabilidad, pero nos costó centrar el aspecto de la culpabilidad sobre el cual reflexionar. 

La pregunta fue problematizada dos veces. En la primera, se puso de relieve que faltaba un contexto o situación sobre el cual dirimir la cuestión. Es lo que suele ocurrir con las preguntas abstractas, que luego cada participante va "aterrizando" en lugares distintos y el diálogo se dispersa (para bien o para mal). Además, la pregunta inicial no es un mero título o pregunta retórica, sino una cuestión que hay que responder y sobre la cual se va a iniciar el diálogo. La segunda crítica se dirigió hacia el hecho de que la pregunta tenía un supuesto: la disyunción, mientras que, en realidad, no se trata de una disyunción, pues la culpabilidad y la inocencia van juntas. 

Poco a poco, fueron apareciendo algunas distinciones. Por una parte, unos apoyaban la idea de que la culpabilidad es un sentimiento útil y conveniente, pues gracias a lo desagradables que es, puede evitar que volvamos a realizar una mala acción, mientras que otra postura apoyaba la inutilidad de ese sentimiento que solo sirve para sentirse mal. 


Otra distinción diferenciaba culpabilidad desde un punto de vista "psicológico" (yo me siento culpable) y desde un punto de vista social, político o jurídico. En este sentido se apuntó la posibilidad de sentirse culpable sin serlo, y viceversa, ser culpable (como el nazi Adolf Eichmann) y no sentirse culpable. 

También apareció la diferencia entre la culpabilidad y la responsabilidad: La primera tiene una connotación religiosa (acompañada de autodesprecio) mientras que la responsabilidad asume lo hecho (o no hecho) pero no va acompañada de autodesprecio). 

Otro intento giró en torno a la relación entre la culpabilidad individual y la culpabilidad social. El problema empezó cuando se planteó que la culpabilidad tiene un componente social, es decir, que es la sociedad la que determina nuestro sentimiento de culpabilidad, pues las normas sociales que nos encontramos establecen lo que está bien y lo que está mal y, por lo tanto, cuándo y por qué nos sentimos culpables. Si eso es así, ¿cómo entender la culpabilidad individual? Algunas respuestas apuntaron al hecho de que, aunque sea la sociedad la que condicione nuestro sentimiento de culpabilidad, es cada persona quien debe cómo actuar ante ese condicionamiento.

El diálogo fue intenso pero, a mi juicio, no conseguimos centrarlo desde un principio, quizá porque la pregunta era demasiado abstracta o porque se fueron añadiendo distintos aspectos sobre la culpabilidad sin llegar a relacionarlos adecuadamente.

Gracias a todos los asistentes por acudir. También quiero mencionar y agradecer la presencia y el interés de dos colegas profesores de filosofía pertenecientes a la Asociación de Filosofía ÁGORA, la cual organiza también, aunque con otro formato, cafés filosóficos y otro tipo de actividades con el fin de divulgar la filosofía y sacarla a la calle.


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