|
Participantes del café filosófico del 21 de agosto en Benavnete. |
Aunque es una provincia con sus problemas (despoblación, falta de iniciativas empresariales que retengan a los jóvenes, envejecimiento...) Zamora y sus pueblos es un hervidero de gente en verano, pues muchas personas que emigraron de su tierra vuelven con sus familias en esta época estival. Igualmente, Benavente es una ciudad que, a diferencia de lo que ocurre en Zumarraga o Urretxu, en agosto rebosa de sol y de vida. En este lugar hospitalario llevamos a cabo los cafés filosóficos los días 31 de julio, 7, 14 y 21 de agosto en la Casa Soledad González (Casa Solita).
Me reencontré con asiduos compañeros de años anteriores y también contamos con nuevos entusiastas del diálogo filosófico en grupo. Asimismo, volví a encontrarme con Antonio Vega, concejal de Bienestar Social, Educación (y a partir de esta legislatura también de Igualdad) que tuvo a bien aceptar la iniciativa que le propuse hace ya cuatro años, y la deferencia de dar la bienvenida a los asistentes el primer día y de asistir al primer y al último café filosófico. Muchas gracias a él y a todos los asistentes, en especial a Lurdes, siempre atenta. Y también gracias a las recepcionistas de la Casa Solita (donde está ubicada la Biblioteca Municipal), que ponen el aire acondicionado un par de horas antes para que podamos hablar "tan frescos".
|
Café filosófico del 31 de julio en Benavente. Foto: Pello Biain Peña |
Aquí tenéis la preguntas que se propusieron y en mayúsculas las que se eligieron en cada una de las cuatro sesiones:
- ¿SOMOS NOSOTROS LOS CULPABLES DE TODO LO QUE ESTÁ PASANDO?
- ¿Cuáles son los obstáculos del acuerdo?
- ¿Por qué le tenemos miedo a la muerte?
- ¿Están ayudando las nuevas tecnologías a mejorar nuestras vidas?
- ¿En el terreno emocional e intelectual podemos autoayudarnos?
- ¿Yo como individuo puedo cambiar el estado de las cosas?
- ¿Existe alguna religión verdadera?
- ¿Por qué no nos escuchamos?
- ¿TENEMOS DOBLE PERSONALIDAD?
- ¿CÓMO TE ENFRENTARÍAS A LA MUERTE DE UNA PERSONA?
- ¿Es general que la mayoría de la gente esté pendiente de los chismes sobre los demás?
- ¿Tenemos derecho a la muerte?
- ¿ES EL MODELO DE VIDA ACTUAL SOSTENIBLE?
- ¿Existe una pérdida de valores en la sociedad actual?
- ¿Existe la realidad objetiva?
Como veis, ganan las que expresan una preocupación político-social (1, 2, 4, 6, 13, 14). Las hay también sobre el individuo y su relación con los demás (2, 5, 8, 9, 11). Las cuestiones sobre la muerte están también muy presentes (3, 10, 12). E incluso se plantean preguntas sobre el hecho religioso (7) o netamente metafísicas (15).
Algunas consideraciones sobre las preguntas:
- En el café filosófico, las preguntas son excusas para poner en marcha el pensamiento, son un punto de entrada. Y, en ocasiones, el diálogo ha girado en torno a una pregunta, ya que, algunas personas tienen muy claro el tema, pero les cuesta concretar la pregunta que contenga su preocupación fundamental. A veces dan con ella, otras veces no, y en ocasiones lanzan preguntas que son afirmaciones camufladas de preguntas (por ejemplo la 11). Buscar la pregunta idónea es ya una forma de filosofar.
- Algunas preguntas contienes evidentes supuestos, es decir, afirmaciones que van implícitas en las preguntas y que, curiosamente, nadie suele cuestionar, cuando es una de las primeras opciones al iniciar el diálogo.
- Hay preguntas que son muy abstractas (por ejemplo la 1 y la 2), es decir, carecen del contexto que permita entender a qué se refieren. En la 1, por ejemplo, no se sabe si "nosotros" se refiere a los benaventanos, a los zamoranos, a los castellanos, a los españoles, a los europeos o a los seres humanos. Tampoco se sabe si se habla de una culpabilidad moral o legal. Y en ese "todo lo que está pasando" entra, ni más ni menos, todo. Tengo dos posibles hipótesis para explicar este tipo de preguntas. Algunas personas tienen una tendencia totalizadora, es decir, buscan una pregunta que englobe al resto de preguntas para poder hallar asimismo la respuesta total y definitiva, propósito demasiado ambicioso para un café filosófico, donde las preguntas admiten distintas respuestas que nunca cierran definitivamente el problema pero sobre las que necesitamos pensar. En otras personas percibo cierto temor o pudor a ser muy claro, a que se vea su intención de hablar sobre un tema concreto. Suelo solventar el problema votando entre dos opciones: pedir a quien ha formulado la pregunta que la concrete, o dejar que cada participante interprete la pregunta como quiera, ya que en su respuesta y consiguiente argumento va a tener que utilizar un concepto que decante la pregunta en una dirección u otra.
- Por último, es curioso cómo a lo largo del diálogo sobre una pregunta, se puede llegar a tocar alguna pregunta que no ha sido elegida. Ocurrió con la 1 y la 2 y también con la 13 y la 14. Lo comentaré en la próxima entrada.