El pasado martes 6, a las preguntas del café anterior del día 30, se añadieron las siguientes:
- ¿Cómo puede influir el entorno en tu personalidad?
- ¿En qué medida la felicidad o bienestar depende de los demás? Aquí pedí diferenciar "felicidad" y "bienestar" y elegir uno de los dos conceptos. Se propuso el tiempo como criterio, la felicidad se prolonga en el tiempo, mientras que el bienestar es más breve, y se eligió "bienestar".
- ¿Por qué cuesta tanto empatizar con los problemas ajenos hasta que uno los encuentra en su propia piel?
Sin embargo, salió elegida una pregunta de la sesión anterior: ¿Por qué somos tan desconfiados?
He aquí algunas respuestas y momentos del diálogo:
- Somos desconfiados por el miedo que nos inculcan desde pequeños.
- Somos desconfiados debido a las malas experiencias.
- Somos desconfiados debido a que vivimos en una sociedad individualista y competitiva. Y también porque se fomenta el egoísmo y la falta de empatía.
- Se explicó que la desconfianza puede tener un origen innato, podemos nacer con ella; y también puede ser adquieida en la educación.
- Se hizo una crítica a la pregunta, ya que se advirtió en ella una generalización excesiva con ese "somos" inclusivo.
- Se definió la desconfianza como no querer creer lo que te dicen, y se defendió que uno es desconfiado por propia voluntad.
- Se defendió que la desconfianza es la consecuencia del desconocimiento. Sin embargo, también se vio la posibilidad de desconfiar pese a conocer algo o, precisamente, por conocer algo a partir de determinadas experiencias. También se defendió que la descondianza es fruto de la desinformación, bulos y mentiras.
- Otra explicación es que la desconfianza es un mecanismo de la evolución para asegurar nuestra supervivencia, pues gracias a ella, estamos alerta.
- Hubo también quien relacionó la desconfianza con la inseguridad personal.
- También se propusieron dos explicaciones complementarias que distinguieron entre dos conceptos que anduvieron tocándose durante toda la sesión: el miedo y la desconfianza. El miedo sería una reacción emocional natural ante un peligro; mientras que la desconfianza es un sentimiento social impregnado de creencias. El miedo nos ayuda a sobrevivir, mientras que la desconfianza es el miedo a ser lesionado por otra persona.
Además de una mayor afluencia de participantes (24), quiero destacar su buena disposición para un diálogo abierto y riguroso, buena disposición que mantienen incluso cuando me detengo en algunas personas y profundizo en sus ideas a base de preguntas que les hacen pensar lo que todavían no habían pensado, o dudar, o estar a favor de algo sin saber por qué. Sin embargo, esos son los verdaderos momentos filosóficos. Así que... ¡gracias y enhorabuena por vuestra actitud!
¡Ah! Y contamos también con un buen café, bollería, fruta y agua (¡y aire acondicionado!) gracias a la buena disposición del Ayuntamiento de Benavente y,en particular, a su concejala de Bienestar Social y Cultura, Mercedes Benítez. ¡Gracias a ella también! Ya he dicho más de una vez que me encanta la idea de que el diálogo filosófico esté asociado al bienestar social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario