domingo, 17 de agosto de 2025

MARTES 19: FILOCAFÉ EN BENAVENTE: ¿POR QUÉ VIVIMOS EN UN MOMENTO DE TANTO EXTREMISMO?

Este martes 19 de agosto a las 11:30 haremos  el tercer café filosófico de verano en Benavente. El pasado 12 se propusieron las siguientes preguntas por parte de las 14 personas asistentes:

  • ¿El fin justifica los medios?
  • ¿Se debería aceptar la maternidad subrogada?
  • ¿El derecho a la vida es un valor absoluto?
  • ¿Por qué el ser humano es tan destructivo?
  • ¿Hay que poner límites a la tecnología?
  • ¿Por qué el estoicismo no es una escuela estudiada actualmente?
  • ¿Por qué vivimos en un momento de tanto extremismo? (Resultó elegida)

En cuanto a la forma del diálogo y las actitudes, indagamos en los siguientes aspectos:

  • A la hora de proponer preguntas, hay personas que plantean la pregunta de manera escueta; las hay que hacen una introducción y las hay también quienes necesitan explicarla. ¿Por qué algunas personas tienen la tendencia a explicar incluso a explicar aquello que no necesita explicación? Se propusieron algunas hipótesis: ¿Es una muestra de inseguridad que se resuelve con la explicación? ¿Expresa un necesidad de ser comprendido que surge de un sentimiento de ser incomprendido? ¿Quizá de una necesidad de acotar o limitar lo general?
  • Apareció también la actitud de hablar sin pedir la palabra (ansiedad e impulsividad). Es muy habitual que, ante algunas ideas tengamos la necesidad de "solucionar" cuestiones que van saliendo y queramos añadir, corregir, matizar, puntualizar... en el momento en que se producen. Nos detuvimos en este comportamiento y llegamos a la conclusión compartida de que es perjudicial para razonar. Aquí he conocido dos tipos de personas: las que han dejado de ir a los cafés porque no pueden hablar cuando quieren y cuanto quieren (lo que les produce ansiedad) y las personas que, aun sintiendo esa ansiedad, siguen yendo a los cafés, precisamente, para regular esa ansiedad, tal y como lo confesaba una participante.
  • Volvió a aparecer otra el vez el "para mí". En este caso, el argumento utilizado para no aceptar una idea fue: "porque a mí me gusta lo que me gusta". Se trata de un argumento redundante e indeferenciado que, por una parte, no expresa qué le gusta a la persona y que, por otra, puede valer para defender una cosa y su contraria. Advertimos que, cuando argumentamos, lo hacemos para los demás, no "para mí". Cuando razonamos en grupo, el argumento debe ser claro y comprensible para los demás, lo cual exige descentrarnos, salir del "para mí" y buscar la razón común.

En cuanto al contenido, se propusieron algunas ideas sobre por qué vivimos en un momento de tanto extremismo:

  • Por la manipulación de la información: los medios de comunicación manipulan la información para polarizar a la sociedad. Para evitarlo hace falta: contrastar la información, aumentar nuestro conocimiento, capacidad crítica y cultura.
  • El extremismo es el resultado de la lucha establecida entre la clase dominante (medios de producción y de comunicación) y la clase dominada (la sociedad). En el caso anterior y en este, se busca una victoria ideológica (ya que estos medios están al servicio de partidos políticos).
  • Por la falta de valores en la familia, como, por ejemplo, la ecuanimidad, o capacidad de juzgar las cosas de manera honesta, justa y equilibrada. En este sentido, el extremismo se puede mamar en casa.
  • Porque es más fácil defender posturas simples y extremas (negro o blanco) que defender posturas más complejas que exigen un razonamiento y comprender al otro. Además, caemos en el extremismo porque este se contagia y te hace caer en la tribu, en el grupo, que te da seguridad, fuerza, poder y sentimiento de pertenencia.

Por último, agradezco la crítica negativa de un par de participantes: cuando trabajo la actitud de algún participante durante un tiempo existe el peligro de que los otros participantes se desconecten del diálogo y olviden el tema o pregunta. Aunque, para otra participante, no hay desconexión porque en esas actitudes ajenas podemos vernos reflejados todos. Tendré que buscar un punto intermedio.

Otro participante pidió más agilidad en el "debate". Sin embargo, esto lo veo más difícil. Estos cafés no son debates y, por propia experiencia, la agilidad produce prisa, confusión, mucha opinión y poca reflexión.





lunes, 11 de agosto de 2025

FILOCAFÉ: ¿POR QUÉ NECESITAMOS TANTO LA VALIDACIÓN DEL ENTORNO SOCIAL?

Este martes 12 de agosto a las 11:30, segundo café filosófico de verano en Benavente. El pasado 29 de julio las preguntas propuestas por los participantes fueron las siguientes:

  • ¿Por qué hay tanta crispación social a la hora de exponer la ideología de cada uno?
  • ¿La conducta humana se rige por valores? Quien formuló esta pregunta necesitó otras dos formulaciones hasta dar con la que quería. La primera fue: ¿Existen los valores? La segunda: ¿Los valores son objetivos? Como veis, los supuestos de cada una son distintos.
  • ¿Puede el fin justificar los medios?
  • ¿Por qué necesitamos tanto la validación del entorno social? Fue la elegida.

Mencionaré algunos aspectos curiosos de este café:

1. De los muchos cafés que he hecho es el primero en el que en las dos horas no llegamos a responder directamente a la pregunta, pero sí indirectamente, pues en la propia conducta se reflejan tanto nuestros valores (2ª pregunta) como la necesidad de validación del entorno (4ª pregunta).

2. En la pregunta sobre los valores necesitamos una definición funcional de lo que son los valores e incluso un ejemplo concreto de valor (generosidad) con su definición.

3. En el café contamos con un joven de 15 años (poco habitual), quien con su actitud dio pie también para que analizáramos los valores y la necesidad de validación social. El caso es que cuando pregunté quién no había elegido una pregunta, nadie levantó la mano. Y cuando pasamos a la votación, faltaba 1 voto, que era el del joven. Tras aclarar y conceptualizar su actitud (entre las opciones de indeciso, temeroso, cómodo y gregario se eligió esta última), le pedí que eligiera una pregunta y eligió la tercera. Cuan le pregunté cuál era la tercera, respondió que no se acordaba, por lo que había elegido una pregunta sin recordar cuál era. Así que volvimos a aclarar y analizar su actitud. El joven aguantó bien el "acoso" filosófico al que lo sometí con mis preguntas y, aunque comenzó con una actitud pasiva y huidiza, terminó reconociendo el valor  de valores (2ª pregunta) como la actitud crítica y la autonomía intelectual. Lo curioso fue que él actuó al principio de forma gregaria buscando la validación del entorno cuando, en realidad, habría encontrado la validación del entorno (en este caso del café filosófico) actuando de manera crítica y autónoma. 

4. Por último, algunos adultos lo pasaron peor que el joven al que problematicé su actitud. Aunque en el cuestionamiento combiné la persistenciaa con la amabilidad, en algunos adultos afloró la necesidad de ayudar al joven a través de una actitud comprensiva y paternalista hacia él que tuvo su culmen cuando un participante adulto se levantó y pidió permiso al joven para darle un abrazo, a lo que él accedió.  Terminamos el café y de camino a casa pensaba en si aquel abrazo tenía algo de problemático y en cómo lo podía haber problematizado.

¡Ah! Aunque no estaba programado, el martes 26 de agosto también habrá café filosófico en Benavente.