Un par de poemas para despedir al año viejo y saludar al nuevo que viene. El primero es Fe de vida, de José Hierro (Madrid,1922- Madrid 2002). Un poema agridulce con dos partes separadas por un "pero" y que habla de mantener, a pesar de todos los pesares, la alegría, que no es otra cosa sino la conciencia y aceptación de estar (y seguir) vivo. Además, os propongo un juego: que lo leáis lentamente en voz alta y, cuando aparezca el nombre del autor, pongáis el vuestro.
FE DE VIDA
Sé que el invierno está aquí,
detrás de esa puerta. Sé
que si ahora saliese fuera
lo hallaría todo muerto,
luchando por renacer.
Sé que si busco una rama
no la encontraré.
Sé que si busco una mano
que me salve del olvido
no la encontraré.
Sé que si busco al que fui
no lo encontraré.
Pero estoy aquí. Me muevo,
vivo. Me llamo José
Hierro. Alegría (Alegría
que está caída a mis pies).
Nada en orden. Todo roto,
a punto de ya no ser.
Pero toco la alegría,
porque aunque todo esté muerto
yo aún estoy vivo y lo sé.
El segundo es Alto jornal, de Claudio Rodríguez (Zamora, 1934 - Madrid 1999), y es un poema sencillo y complejo a la vez, pues consigue describir (¡en una sola oración!) la historia cotidiana de cualquiera de nosotros como algo extraordinario. Es un poema idóneo para los momentos rutinarios y faltos de sentido en los que uno cree desfallecer.
ALTO JORNAL
Dichoso el que un buen día sale
humilde
y se va por la calle, como tantos
días más de su vida, y no lo espera
y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto
y ve, pone el oído al mundo y oye,
anda, y siente subirle entre los pasos
el amor de la tierra, y sigue, y abre
su taller verdadero, y en sus manos
brilla limpio su oficio, y nos lo entrega
de corazón porque ama, y va al trabajo
temblando como un niño que comulga
mas sin caber en el pellejo, y cuando
se ha dado cuenta al fin de lo sencillo
que ha sido todo, ya el jornal ganado,
vuelve a su casa alegre y siente que alguien
empuña su aldabón, y no es en vano.
y se va por la calle, como tantos
días más de su vida, y no lo espera
y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto
y ve, pone el oído al mundo y oye,
anda, y siente subirle entre los pasos
el amor de la tierra, y sigue, y abre
su taller verdadero, y en sus manos
brilla limpio su oficio, y nos lo entrega
de corazón porque ama, y va al trabajo
temblando como un niño que comulga
mas sin caber en el pellejo, y cuando
se ha dado cuenta al fin de lo sencillo
que ha sido todo, ya el jornal ganado,
vuelve a su casa alegre y siente que alguien
empuña su aldabón, y no es en vano.
¡FELIZ AÑO 2020!
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