lunes, 6 de enero de 2020

CAFÉS FILOSÓFICOS: DE LA MUERTE, A LOS PERROS Y MASCOTAS

En el café filosófico del lunes 23 de diciembre, las preguntas propuestas fueron:
¿Por qué nos asusta la muerte?
¿Por qué el ser humano ha desterrado la verdad como método?
¿El dinero cambia a las personas?
¿Vivimos en una sociedad violenta?
¿Cuándo una persona deja de ser responsable de un delito?

Resultó ganadora la primera. La muerte es un tema estrella en los cafés. Es la tercera vez que lo tratamos: dos en Zumárraga y una en Benavente. Las respuestas a la pregunta fueron las habituales. La muerte nos asusta porque es algo negativo, porque es el fin de la vida, porque tenemos ansias de inmortalidad, porque nos asusta lo desconocido...

Una participante cuestionó el supuesto implícito en la pregunta: que la muerte nos asusta. Para comprobarlo, pregunté a quién le asustaba morir. De los 14 asistentes, 8 respondieron que sí y 6 contestaron que no. Otra participante cuestionó el hecho de que produzca miedo, puesto que, más que miedo, produce tristeza o dolor debido a la pérdida.

El resto del diálogo giró en torno a la inmortalidad. Por una parte, se apuntaron formas de inmortalidad: somos energía que ni se crea ni se destruye, solo nos transformamos. La transmisión de genes hace que seamos inmortales, puesto que perduramos a través de nuestros descendientes. Por último, ser recordados nos da otra forma de inmortalidad. También hubo quien argumentó contra el deseo de inmortalidad, ya que, si fuéramos inmortales, nada tendría valor ni intensidad y languideceríamos en un eterno presente. Así pues, nuestra mortalidad consciente da a la vida valor e intensidad porque sabemos que la vamos a perder, quizá para siempre.

Por último, hubo quién destacó la inutilidad de hablar sobre algo imposible como la inmortalidad. Y también aparecieron las religiones como formas de atenuar el miedo a la muerte.


El lunes día 30 las preguntas fueron las siguientes:
¿Por qué corremos tanto?
¿Es necesario desglobalizarse?
¿Es posible hablar de inteligencia animal?
¿Por qué proliferan tanto los perros y mascotas?

Elegida la última, se aportaron multitud de causas. Una causa giró en torno a la imitación o la moda: copiamos lo que otros hacen. Otra causa fue que los perros y mascotas están sustituyendo a miembros de la familia: a un hermano en las familias con un solo hijo; a un hijo en parejas jóvenes que no desean tener hijos; en otras ocasiones son los propios hijos mayores quienes les compran a sus padres ancianos un perro o mascota para que les sustituyan a ellos; otras veces el perro o mascota sustituye a una pérdida por muerte, separación o divorcio... En esta causa se relacionó el aumento de perros y mascotas con el cambio de modelo de familia o con el problema demográfico. 

Otra causa es el aumento de la soledad. Ante esta cuestión, se apuntaron razones de por qué hay gente que prefiere buscar la compañía de una mascota a la de un ser humano: una mala experiencia afectiva, falta de comprensión entre las personas, la deshumanización de la sociedad con la pérdida de valores como la compasión hacia el otro, el amor, o el esfuerzo para cuidar a niños o padres; el egoísmo, la lealtad incondicional de un perro, las facilidades que da una mascota para entablar una relación sin conflictos... Estas causas apuntaban más a un cambio de valores.

Alguien apuntó como causa el hecho de tener una relación con un ser vivo unas veces para buscar una satisfacción y otras por utilizar al animal para desahogar con él la frustración o rabia y establecer una relación de dominio con él. También se aportó la utilización de la mascota como una terapia familiar (recomendada incluso por psicólogos): cuando hay un conflicto o tensión familiar, introducir un perro o mascota puede ayudar a aligerar la tensión. Otras veces el animal resuelve problemas de comunicación familiar o problemas de falta de afecto o amor, de tal forma que alguien puede sentirse más querido por un perro que por miembros de su familia, o puede conseguir una comunicación más afectiva con un animal que con un familiar. 

Más causas: socializarse, relacionarse o ligar con otras personas que también tienen perros o mascotas; el surgimiento de una industria que convierte a los animales en productos de consumo asequibles para cualquiera (democratización de los perros, que antes los podían comprar y mantener solo las clases pudientes); aumento de los servicios para perros y animales; distinguirse y llamar la atención con perros o animales exóticos; facilitar la integración en una cuadrilla o grupo y conseguir su aceptación. Hubo una mención a los propietarios de perros de razas peligrosas: gente con problemas de falta de autoestima, gente que transfiere su agresividad a estos perros...

En las conclusiones finales se subrayó que la proliferación de perros y mascotas refleja los cambios y problemas que se están produciendo en la familia, sociedad e individuo: incomunicación, soledad, consumismo, deshumanización, egoísmo, individualismo... Y terminamos pensando, cómo no, en lo interesante que sería profundizar en cada uno de esos problemas...

Gracias a todos los participantes. Y gracias a Ana, quien, además de participar en el café, sacó las fotos.

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