Foto: Carlos Mediavilla Arandigoyen |
La realidad dibujada por los participantes tendría cinco características:
Una realidad en la que haya acuerdos básicos entre diferentes para conservar uno de los logros más importantes en el proceso de civilización: la democracia liberal y el Estado de Bienestar o Estado Social de Derecho. En este sentido, algunos ven como algo deseable e incluso como un privilegio volver a nuestra vida anterior, y esta crisis ha servido para poder valorar el nivel de vida que teníamos y que, debido a la crisis que nos anuncian, se va a resentir.
Una realidad en la que tengamos una relación distinta con la naturaleza. No hay que olvidar que, antes de esta pandemia la ONU ya había declarado el estado de emergencia climática. Se habló de cambiar nuestros hábitos (consumo, reciclaje...) para cuidar el medio ambiente, pues nuestra forma de vida es insostenible. Me acordé en el debate de que en 2º de Bachillerato estamos viendo en esta última evaluación la filosofía de Jürgen Habermas y los pensadores de la Escuela de Frankfurt, entre ellos Herbert Marcuse. Este filósofo, inspirador de las protestas estudiantiles de mayo del 68 y de los movimientos ecologistas, denunciaba que la ciencia y la tecnología, puestas al servicio del capitalismo, ejercían una oculta forma de dominio político. Curiosamente, muchas de las propuestas que se están haciendo actualmente me recuerdan a algunas suyas. Con respecto a la naturaleza, Marcuse propone un nuevo tipo de ciencia y técnica que no esté orientada al dominio y control de ésta. En lugar de tratarla como objeto, tratarla como como un tú, como un sujeto, como el interlocutor de una posible interacción. En vez de una naturaleza explotada, buscar una relación más fraternal con ella. Y también recordé a l cantautor Xabier Lete y su "Izarren hautsa" ("Polvo de estrellas"), cuando en una de las estrofas decía "...naturarekin bat izan eta harremenaten sartzea..." (ser uno con la naturaleza y entablar una relación con ella...").
En tercer lugar, una realidad en la que cada individuo sea más consciente de lo que es, de lo que siente, piensa y hace; que cultive más su mundo interior, con valores más centrados en el ser y menos en el hacer. Esa conciencia nos permitiría vivir de una manera más pausada, sosegada y reflexiva. Me llama la atención el repliegue al individuo que creo percibir en algunos planteamientos. Se alude mucho al individuo consciente que se convierte en agente de cambio. Al contrario de épocas pasadas en las que se recurría a los movimientos de masas para cambiar la sociedad, ahora se alude más al cambio individual. Algo así como esa idea expresada por Ghandi: "Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo".
Por último, una realidad en la que se refuercen las relaciones y vínculos sociales, la ayuda y la colaboración entre los ciudadanos. Esta idea está también muy presente en la crisis actual: nos hemos dado cuenta de que tenemos una responsabilidad social y de que somos interdependientes, de que nos necesitamos. Frente al individuo que vive desligado de su comunidad, algunos abogan por reforzar los vínculos sociales y comunitarios.
Una realidad en la que haya acuerdos básicos entre diferentes para conservar uno de los logros más importantes en el proceso de civilización: la democracia liberal y el Estado de Bienestar o Estado Social de Derecho. En este sentido, algunos ven como algo deseable e incluso como un privilegio volver a nuestra vida anterior, y esta crisis ha servido para poder valorar el nivel de vida que teníamos y que, debido a la crisis que nos anuncian, se va a resentir.
Una realidad en la que tengamos una relación distinta con la naturaleza. No hay que olvidar que, antes de esta pandemia la ONU ya había declarado el estado de emergencia climática. Se habló de cambiar nuestros hábitos (consumo, reciclaje...) para cuidar el medio ambiente, pues nuestra forma de vida es insostenible. Me acordé en el debate de que en 2º de Bachillerato estamos viendo en esta última evaluación la filosofía de Jürgen Habermas y los pensadores de la Escuela de Frankfurt, entre ellos Herbert Marcuse. Este filósofo, inspirador de las protestas estudiantiles de mayo del 68 y de los movimientos ecologistas, denunciaba que la ciencia y la tecnología, puestas al servicio del capitalismo, ejercían una oculta forma de dominio político. Curiosamente, muchas de las propuestas que se están haciendo actualmente me recuerdan a algunas suyas. Con respecto a la naturaleza, Marcuse propone un nuevo tipo de ciencia y técnica que no esté orientada al dominio y control de ésta. En lugar de tratarla como objeto, tratarla como como un tú, como un sujeto, como el interlocutor de una posible interacción. En vez de una naturaleza explotada, buscar una relación más fraternal con ella. Y también recordé a l cantautor Xabier Lete y su "Izarren hautsa" ("Polvo de estrellas"), cuando en una de las estrofas decía "...naturarekin bat izan eta harremenaten sartzea..." (ser uno con la naturaleza y entablar una relación con ella...").
En tercer lugar, una realidad en la que cada individuo sea más consciente de lo que es, de lo que siente, piensa y hace; que cultive más su mundo interior, con valores más centrados en el ser y menos en el hacer. Esa conciencia nos permitiría vivir de una manera más pausada, sosegada y reflexiva. Me llama la atención el repliegue al individuo que creo percibir en algunos planteamientos. Se alude mucho al individuo consciente que se convierte en agente de cambio. Al contrario de épocas pasadas en las que se recurría a los movimientos de masas para cambiar la sociedad, ahora se alude más al cambio individual. Algo así como esa idea expresada por Ghandi: "Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo".
Por último, una realidad en la que se refuercen las relaciones y vínculos sociales, la ayuda y la colaboración entre los ciudadanos. Esta idea está también muy presente en la crisis actual: nos hemos dado cuenta de que tenemos una responsabilidad social y de que somos interdependientes, de que nos necesitamos. Frente al individuo que vive desligado de su comunidad, algunos abogan por reforzar los vínculos sociales y comunitarios.
En una segunda ronda, problematizamos y profundizamos en algunos aspectos:
Foto: Carlos Mediavilla Arandigoyen |
Se advirtió también que el cambio que se produzca debe partir de la aceptación de la realidad, de la realidad tal y como es. Solo así podremos pasar a otra realidad posible. Y, como hemos dicho, es cada persona quien debe convertirse en un agente de cambio.
Esta conciencia está unida también al empoderamiento, término que no llegamos a clarificar, pero que se relacionaba con el sentido crítico, un sentido crítico que nos despierte y nos rearme. También se apuntó la necesidad de que esa conciencia sea educada en la sensibilidad ética y emocional y de apertura a la comunidad.
Termino con una frase del filósofo francés Gabriel Marcel (1889-1973) que se citó en el café: “Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando como vive”.
El jueves 23 llevaremos a cabo el tercer café filosófico de este confinamiento en torno a la segunda cuestión más votada: ¿Qué debe primar: la libertad o la seguridad?
Hasta el jueves y... ¡SAPERE AUDE!
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